[(Este libro es uno de mis primeros proyectos, es por eso que hay faltas de ortografía y alguno de los personajes necesita más desarrollo, perdón <3)]
Hoy se cumplen cuatro años desde que murió mamá. Aunque la extraño en todo momento, siento que me acompaña día a día.
Aún recuerdo recibir la noticia mientras estaba sentada en la fría sala del hospital: "Lo sentimos mucho, luchó con todas sus fuerzas, pero finalmente, no ha podido lograrlo, nuestras sinceras condolencias." En ese instante, mi mundo se quebró en pedazos y lo que un día fueron recuerdos felices, se transformaron en días grises. Desde ahí, todo fue a peor.
Mi padre empezó a desaparecer poco a poco de mi vida, pasaba todos los días fuera de casa, en la oficina o en el bar, llegando a altas horas de la madrugada. No lo voy a culpar, entiendo la constante tortura de llegar a casa y ver en su hija el vivo retrato de su esposa. Siempre decía que yo era una copia casi exacta de ella cuando tenía mi edad. Eso acabó afectándole mucho. Pasamos de ser su mayor prioridad a un estorbo en su camino.
Todos la echábamos mucho de menos. Fueron tiempos difíciles, no solo para mí, también para Alex, mi hermano pequeño, que justamente ese año empezaba el instituto. Ahora que el tiempo ha suavizado la situación, miro atrás y puedo estar orgullosa de lo valiente que he sido.
Al principio, no supe como actuar ni como empezar a manejar esa situación crítica, fue entonces cuando mi abuela se hizo cargo de nosotros. El mejor regalo que pudo darme el destino. Gracias a ella, sonreí por primera vez después de todo lo que había ocurrido. Durante el tiempo que estuvimos bajo su tutela, pudimos rehacer nuestras vidas. Nos dio todo lo que tenía a cambio de nada.
La persona que estuvo presente y apoyándome durante mi graduación, fue ella. Todo mi esfuerzo fue recompensado. Me ofrecieron esa ansiada beca por la que tantos años había luchado.
Al oír esa noticia no pude contener mis lágrimas. Empecé a llorar. Pensé en mamá, en lo orgullosa que hubiera estado en ese momento. Miré hacia arriba. Noté como ella, a pesar de no estar físicamente allí, me sonreía desde el cielo. Una vez con el diploma en la mano, pude sentir cómo terminaba una etapa dolorosa y empezaba a vivir la vida que merecía.
Por desgracia, esa armonía y estabilidad que habíamos conseguido en nuestras vidas, duró poco. Lentamente, empecé a notar un cambio en mi abuela. Se le olvidaban las cosas, cada vez fue más evidente. Nuestros nombres. Preparar la comida. Se confundía con el día en que estábamos... Ella no quería darle importancia a la situación minimizando el problema, hasta que la convencí una tarde de ir al médico.
Alzheimer.
Durante los meses siguientes fue a peor y no tuvimos más opción que hospitalizarla en una residencia. Al ser mayor de edad, pude pagar con mis últimos ahorros los primeros años de estancia. Sin embargo, sabía que esto sería una solución temporal.
¿Qué pasó con nosotros os preguntaréis?
Rechacé la beca.
Volvimos a vivir con él.
No me iba a marchar sabiendo que Alex estaría viviendo con papá, su tutor legal, y la abuela, sola en la residencia. Fue una decisión muy dolorosa. Mi sueño siempre fue viajar, marcharme a otro país para continuar con mis estudios. Por más que me duela, sé que hice lo correcto.
Así que, una vez terminado el instituto, busqué una universidad cerca de casa para poder compaginar trabajo con estudios. Sabía que tenía que buscarme la vida por mí misma porque la carrera de medicina, no iba a ser fácil de pagar.
FLORES BAJO LA LUNA
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Flores Bajo la Luna
Romance*En edición* Lía nunca lo ha tenido fácil. Ha sido capaz de seguir adelante a pesar de muchas dificultades. Sin embargo, cuando Daniela Martínez, hija de los neurólogos más importantes del país, ingresa en su universidad, todo cambia. ¿Qué pasará co...