Daniela me observa atenta, espera alguna respuesta por mi parte.—¿De qué hablabais?—Me pregunta con una sonrisa.
Emma se percata enseguida de lo que va a pasar.—Os dejo mejor solas un momento.—Dice excusándose. Me aprieta la mano y desaparece de la zona.
Ante la inesperada reacción de mi amiga, Daniela me mira atenta.—Oye ¿Estás bien? Se te nota preocupada.—Se aproxima a mí y me coge de la mano.— ¿Tiene que ver con esa apuesta que hablabas con ella?
Suspiro antes de contestarle.—Ahora te cuento todo, pero necesito que me dejes terminar antes de decir nada.—Ella acepta y se pone seria. Parece que es consciente que no va a ser una charla muy cómoda.— Hace unos meses, hice una apuesta con Emma. Fue la primera semana que nos conocimos.—Frunce el ceño.— Antes que te diga nada más, necesito que sepas que todo lo que te he dicho y he hecho ha sido porque lo siento así.
—No entiendo que me estás intentando decir. ¿Te arrepientes del beso?—Pregunta ella con la mirada triste.
—No, para nada.—Antes de que piense cosas que no son, sigo explicando— El beso fue increíble, te lo juro, lo repetiría mil veces más.—Eso la hace sonreír.— Solo necesito que me escuches.—Asiente con la cabeza, dándome el visto bueno para continuar.—La apuesta, la hicimos sobre ti. Te juzgué mal, pensaba que eras una prepotente a quién no le importaba nadie más. Sin embargo, no ha sido así. Como consecuencia de esa primera impresión, Emma me retó a hacerme amiga tuya. Aproximarme y descubrir cuál era ese escándalo del cual hablaba la prensa.—Su mirada cambia en segundos. Ya no puedo saber qué está pensando.—Hice mal, me arrepiento. Te prometo que ahora no es así, me gustas, nunca nadie me había gustado tanto como tú.
—¿Y por qué no debería pensar que sigues jugando conmigo?—Pregunta ella molesta por lo que acaba de escuchar.
Noto como levanta esa coraza otra vez. No puedo ni mirarla a la cara. Me duele el pecho.—Porque te lo estoy diciendo sinceramente, no hay nada que ocultar. Ahora mismo tienes mi corazón en tu mano. Lo que siento por ti es real y no tiene nada que ver con ninguna apuesta. Quiero que sepas que desde que te he conocido, mi vida tiene sentido.—Noto como hay algo más dentro de mí que aún no puedo descifrar.— Sin embargo, entenderé que necesites tiempo para procesarlo o si no quieres seguir adelante. La decisión es tuya, Daniela. La voy a respetar sea cual sea.—Levanto la vista para mirarla, está muy triste. Verla así me parte el corazón. Me acerco a ella y la abrazo con fuerza.—Lo siento tanto, Dani. Espero que puedas perdonarme. Las lágrimas empiezan a asomarse del dolor y la culpa que siento ahora mismo.
Ella me abraza, pero dura apenas unos segundos, luego se separa. Veo entonces sus ojos también humedecidos.—Lía, necesito procesar todo esto. Te entiendo, yo también quiero estar contigo, creo todo lo que has dicho y sé que lo dices de corazón, pero ahora mismo, me duele demasiado. No puedo hacer como si no hubiera pasado. Entiéndeme.
La entiendo perfectamente, sé que he perdido parte de su confianza. Es muy difícil volverla a recuperar.—Te entiendo Daniela. Metí la pata y ahora voy a pagar con las consecuencias. Voy a darte el espacio que necesitas.—Ella asiente, su mirada está rota, llena de dolor. Antes que pueda decir algo más, se despide, desapareciendo por el largo corredor.—Aunque separarme de ti sea lo que más me duela.—Al terminar esa frase, me derrumbo, sabiendo que, posiblemente, la he perdido para siempre.
>>>
Estoy tumbada en mi cama, apretando con fuerza el colgante que cuelga de mi cuello, cuando lo miro, me recuerda lo feliz que fui esa noche junto a ella. Todo está en silencio, hasta que la voz de mi hermano, me hace volver a la realidad.—Lía, hace tres días que faltas al trabajo. Si sigues así te van a despedir.
ESTÁS LEYENDO
Flores Bajo la Luna
عاطفية*En edición* Lía nunca lo ha tenido fácil. Ha sido capaz de seguir adelante a pesar de muchas dificultades. Sin embargo, cuando Daniela Martínez, hija de los neurólogos más importantes del país, ingresa en su universidad, todo cambia. ¿Qué pasará co...