(15) Nuevos comienzos

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Doy pequeños pasos hacia atrás. Sigo sus movimientos con la mirada.— Maldita niña.—Dice él muy ajetreado.— Te he preguntado que de donde has sacado ese maldito papel.—Deja lo que tenía en las manos al suelo. Observo como cierra los puños con fuerza.

Respiro hondo antes de hablar.—¿Por qué estaba en una caja el testamento de mamá?.—Le pregunto levantando la voz.—Tú fuiste el que cambió los papeles ¿Verdad?—Ya sé la respuesta. Él también lo sabe. Sería una tontería negarlo.—! Dime la verdad por una vez en tu vida¡—Me empieza a hervir la sangre.—Has jugado con la última voluntad de mamá, eso no te lo perdonaré nunca. Esta casa me pertenece.

—¡Cállate ya!—Dice cansado de escucharme.—Hice lo que se debía hacer. Tu madre estaba loca cuando escribió eso. ¿Una niña como tú con todo el patrimonio familiar? Yo solo enmendé su error-

—¡Mamá no estaba loca!—Le grito cansada de su actitud.—No dejaré que manches su nombre de esta manera. Aquí el único que está loco y tiene problemas eres tú. Desde que mamá enfermó no volviste a ser el mismo.—Frunce el ceño. Cada vez se enfada más.—Has jugado con esta familia cuanto has querido.— Es entonces, cuando me viene una única duda a la cabeza.—¿Por qué no rompiste su testamento? Ya sabías del riesgo de no hacerlo.

Él resopla con indignación.—¡Tu madre lo era todo para mí!—Grita sin poder aguantar más.—Yo nunca quise tener hijos, pero solo con ver las ganas que tenía ella, hice el esfuerzo.—Ahora entiendo muchas cosas.—Cuando ella se fue, mi vida perdió todo el sentido. Lo mínimo que podía hacer, era no destruir su última voluntad. Así que solo lo manipulé a mi beneficio.

—Eres lo peor. Eres egoísta y malnacido, pero ¿Sabes qué?—Levanto el papel en alto para que lo vea.—Se acabó. Este papel va a darme la libertad que tanto he anhelado. Y tú.—Sonrío antes de continuar.— Tú, te vas a pudrir en la cárcel, el lugar que te mereces después de hacer tanto daño a esta familia.

Esta vez no tengo miedo. Se acabó. No puede salirse con la suya después de todo lo que ha hecho. Voy hacia la puerta con la cabeza bien alta. Antes de que pueda salir, me coge del brazo lanzándome hacia dentro otra vez. Seguidamente, cierra la puerta. Ahora solo somos él y yo.—No hagas nada que te puedas arrepentir.—Le digo sin apartar la vista de sus ojos.

Se aproxima lentamente. Se me eriza la piel.—Ya lo hice cuando decidí tener hijos hace años. Solo eres un error que estoy a punto de enmendar.—Cierra los puños con fuerza.—Tú lo has querido. Te has convertido en un estorbo en mi camino desde que has metido las narices donde no te llaman.

Se abalanza sobre mí sin darme tiempo para reaccionar. Trato de esquivarlo, pero me resulta imposible. Me coge de la camisa y estira con fuerza. La tela se rasga. Intento liberarme, pero sus manos siguen sujetándome y me mantienen inmovilizada. Siento su aliento caliente en mi cara mientras me mira con desprecio.—Suéltame, por favor —le suplico con voz temblorosa.

Su mirada está llena de malicia. Me empuja contra la pared. Noto el impacto en mi espalda. Antes de que pueda reaccionar, me golpea en la cara con el puño cerrado.

Sabe a sangre.

Poso mi mano sobre mi labio sintiendo la humedad de la sangre. Trato de mantenerme en pie, pero me estoy débil y aturdida. Pierdo el equilibrio cayendo al suelo. Con la mirada borrosa veo como da pasos hacia mí.—¡Eres un monstruo!—Le grito con las pocas fuerzas que me quedan.

Eso solo lo hace enfurecer más. Veo como levanta la pierna dispuesto a darme una patada.—¡Déjala!—Observo como alguien irrumpe en la habitación. Es Daniela. La veo lanzarse sobre él golpeándolo con todas sus fuerzas.

La habitación se convierte en un caos. Escucho gritos, golpes y noto cómo me levantan del suelo. Dani me saca de ahí lo más rápido posible. Cuando salimos de la casa, puedo ver como la policía entra. Segundos después observo como le arrastran hacia el coche policial. Me siento tan cansada. Daniela me abraza con fuerza.—Todo va a estar bien, te lo prometo.—Me dice con voz suave. Mis ojos se cierran lentamente cediendo ante el dolor.

Flores Bajo la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora