BLOODLINE ；hyunmin

veintiuno

Seungmin se volvió cuando una mano se posó sobre su hombro, levantó la vista y se quedó sin aliento. Hyunjin lo fulminaba con la mirada. Él estaba en la fiesta y no parecía feliz de verlo, a juzgar por los destellos de rabia en sus ojos. Él llevaba esmoquin oscuro y parecía civilizado desde el cuello hacia abajo, pero sus ojos indicaban lo contrario.

—Vámonos —ordenó.

Lo miró a los ojos de nuevo, midiendo su ira mientras estudiaba sus duras facciones. Él estaba furioso. Su nariz estaba dilatada. Seungmin giró la cabeza frenéticamente buscando sobre su hombro. Vio a Mark al final de la pista, a un lado de Jaebeom y de Jisung, ninguno mostraba sorpresa en su rostro. Tenía una sensación de hundimiento en la boca de su estómago porque su amigo le había mentido, todos le habían mentido y sabían que Hyunjin estaría en la fiesta.

—Debemos irnos —exigió Hyunjin con dureza, su voz grave era áspera. Mark sacudió la cabeza y le hizo una señal de puño—. Seungmin ¿Me has oído? Mírame ahora —Seungmin echó su cabeza hacia atrás, miró a Hyunjin y frunció el ceño.

—No. Me estoy divirtiendo y no me quiero ir —entrecerró los ojos, ni siquiera fue consciente que había dejado de tocar a la mujer con la que había estado bailando. Toda su concentración se centró en Hwang Hyunjin.

—No voy a decírtelo de nuevo. Vámonos, tenemos que hablar —su furia se disparó.

—Mira, ¿Quieres hablar? Hablemos —Seungmin se cruzó de brazos—. Pero no pienso ir a ninguna parte contigo, ya estoy harto, vine con Mark y me iré con él —bajó la voz. Pasaron dos latidos de corazón y Hyunjin no dijo nada, así que Seungmin se dio la vuelta, y le dio la espalda, dispuesto a acercarse a Mark.

Salió de la pista de baile y caminó hacia su amigo, frunció el ceño y le lanzó una mirada asesina. Mark le sonrió en respuesta, pero esa sonrisa no duró mucho, ya que levantó la mirada hacia algo detrás de Seungmin ¿Qué demonios? Seungmin se dio la vuelta para obviamente chocar contra un cuerpo sólido envuelto en un esmoquin caro y suave. Seungmin echó un vistazo a las manos apretadas a los costados, su barbilla se alzó, y subió para mirarle a la cara se dio cuenta de su postura extremadamente tensa. Pura rabia se mostró en sus ojos, cualquiera diría que Hyunjin era violento, eso sin duda, y tal vez muchos pensaban que el hombre era capaz de dañar a golpes a cualquiera, Seungmin no temía eso. Sabía que Hyunjin jamás le haría daño, al menos no físicamente. Ser malhumorado y extremadamente tenso era parte de la encantadora personalidad de Hyunjin.

—He dicho que teníamos que hablar —repitió el hombre. Esto es una mierda. Seungmin ya había presentido que ese no sería su día. Enderezó los hombros y no apartó la mirada de la mirada hostil del hombre.

—Todo quedó claro entre nosotros la otra noche, no tenemos nada de qué hablar. Buenas noches, señor Hwang.

—Seungmin —gruñó—. Vámonos —Un movimiento por el rabillo del ojo captó su atención. Seungmin movió su mirada hacia la derecha, y se estremeció al darse cuenta de que no solo las otras personas estaban manteniendo un amplio margen de distancia, sino que habían dejado de bailar, y los miraban abiertamente a él y a Hyunjin. Seungmin volvió la cabeza hacia la izquierda y se encontró con más gente que los miraba. Miró a Hyunjin, lo odiaba un poco por hacer esto y se dio cuenta de que no iba a parar hasta que se fuera. Él sintió que su temperamento ya no podía controlarlo más. Seungmin cerró los ojos, tomó profundas respiraciones y contó lentamente hasta diez. Una. Dos. Tres. Cuatro. Ci...