Metanoia

Principio

No creía en el destino, pero para bien o para mal, estos 6 ojos que poseía habían marcado mi vida para siempre. Todos tenían fe ciega, fe en que yo podía observarlo todo, entenderlo todo y evitar todo lo malo, y creo que fue su fe ciega la misma que me hizo darme cuenta de que no veía absolutamente nada.

Metanoia: Proceso de transformación que cambia la forma de pensar, sentir, de ser o de vivir de alguien.

Desde que tengo memoria, he vivido rodeado de personas, brujos, hechiceros, maldiciones, y monstruos. Y aún así, ninguno de ellos me hizo sentir nada. Cuando los hechiceros lloraban por la pérdida de un amigo, no podía entenderlo, porque yo no perdía a nadie; no podía entender lo que significaba el dolor, porque yo no era lastimado. Pero eso también significaba que no tenía a nadie con quien experimentarlo. Entonces, ¿qué me diferenciaba de los monstruos? Si ellos tampoco sentían nada.

Contra mi voluntad, se me había otorgado un trabajo: ser la esperanza de todas estas personas. Sentía que en cada momento, ese trabajo se había vuelto una carga tan pesada para mis hombros que a veces me dejaba sin respirar.

En mis momentos de debilidad, deseaba tener a alguien con quien compartir esa carga, aunque eso significara también compartir la soledad y tristeza que eso conlleva. Pero creía que eso sería mejor que nada, e incluso a veces mi mente vagaba pensando en cómo sería mi vida si no fuera Gojo Satoru. ¿Se me permitiría tener miedo? ¿Tener mis propios sueños y ambiciones? ¿Se me permitiría amar...? ¿Podría siquiera pensar en ser feliz? ¿En ser una persona normal? Jamás había pensado en la normalidad hasta ahora, que me resultaba tentadora. Había dependido siempre de mis habilidades que había olvidado lo que era ser un humano, una persona.

Sacudiendo la cabeza, regresé de aquel trance, volviendo a sentir el agua correr por mis hombros, bajando por mis piernas hasta descender al suelo de mi ducha.

Cerré la llave del agua y me ate una toalla a la cintura, dejando que mi cabello mojado escurriera por mi cuello y espalda, escuchando el sonido de mi móvil proveniente de la sala de estar. Caminé en dirección al sonido, revisando quien era.
Era el Director Yaga quien llamaba con insistencia. Suspiré, sentándome aún con la toalla sobre mi cuerpo, y contesté.

-¿Hmm? Si no es algo importante, le ruego que me deje volver a dormir - mencioné con un tono burlesco.

-¿Estabas dormido a las 9 putas de la mañana, Satoru? ¿Cuántas veces tengo que decirte que dejes de desvelarte o...? - su sermón de la mañana no se hizo esperar mucho tiempo. Suspiré. El Director Yaga tenía el humor por el suelo, era inexistente cuando se trataba de mí - dejando eso de lado, tengo noticias, buenas noticias para ti, Satoru. ¿Quieres adivinar de qué se trata?

-¿Me ves con cara de que me gusten las adivinanzas? - froté mis ojos con los dedos y los cerré para esperar su noticia - ¿Recuerdas lo que te dije acerca de los rangos de los hechiceros y que tú eras el único de Clase S que ha existido? Pues ya no más. Ha llegado alguien nuevo a la academia qu... - mis ojos se abrieron de golpe, pensando que debía ser una broma, o que me había golpeado en la ducha y ahora estaba alucinando, eso o era que aún estaba dormido. Rogaba que fuera lo primero, pero no quería hacerme falsas esperanzas.

-¿Puede repetir lo que ha dicho? Me parece que escuché mal - me enderecé en el sofá, enfocando toda mi atención en la respuesta del Director Yaga - he dicho que ahora son dos los hechiceros de Clase S ¿No es eso maravilloso? Por fin tendrás un compañero con quien compartir tus misiones.

Estuve procesando por varios segundos lo que acababa de decirme el Director Yaga, porque era más probable que el cielo se cayera en este instante a que hubiera otro hechicero de rango S. No podía creerlo hasta haberlo comprobado con mis propios ojos. Entonces me levanté del sofá mientras el Director continuaba hablando.