Extasiado

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Por más que sonriera y por más que me rodeará de personas la soledad no se iba de mi lado, era mi fiel amigo, desde el principio y tenía miedo de que me acompañara hasta el final de mis días, quería tener el control de mi vida, pero como no era posible, ¿Al menos podía elegir como morir? Porque me estaba cansado de esto, de mi, de estar en mi propia piel.



En poco tiempo me había terminado la botella de coñac y para ese entonces ya tenía la mente nublada, era mejor así, no quería pensar mucho así que sin más busque con la mirada a la pelirroja y a geto, los encontré aún en el centro de la pista bailando mientras se besaban, debería de estar contemplando como las caderas de ella se mueven al compás de geto, pero solo lo podía ver a el, a la forma en que besaba, tomando con sus manos delgadas su cuello para profundizar el beso, cómo se marcaba su mandíbula al mover los labios, la forma en que cerraba los ojos.

Me levanté y camine hasta ellos, me puse a un lado de la pelirroja esperando a que el terminará de besarla, entonces yo la bese, introduje mi lengua en su boca, buscando todos los lugares en dónde había pasado la lengua de geto, se sentía bien, pero no por los ligeros gemidos que producía ella en el fondo de su garganta, sino porque sentía la mirada de geto en mi, escuchaba su respiración, cada vez más pesada, no pude aguantar más y moví mi cabeza a un lado para observarlo, esos ojos risueños ahora solo eran oscuridad, una oscuridad que me veía a mi, lo tome con mi otra mano de la nuca y lo jale de ella para sumarlo al beso.

Al principio no sentí nada fuera de lo común pero entonces, por primera vez mis labios hicieron contacto con los suyos, su lengua delineaba los labios de ella hasta que se toparon con los míos, abrí ligeramente la boca para saborear su saliva, de alguna forma era diferente, quería pensar en que manera pero no podía, no mientras sentía las manos de geto sobre mi, ¿Sobre mi? Cómo un balde de agua fría volví a pensar, pensar en que yo realmente estaba sintiendo su tacto sobre mi piel, una corriente eléctrica paso por todo mi cuerpo y me dejó con un leve mareo.

Me separé de ellos para ir hasta un sofá que encontré en la esquina a despejarme, ví como geto se acercaba a mi con el seño fruncido.

- ¿Que paso?

- ¿Uhm?

- Gojo ¿Estás bien?

- Si, solo necesitaba despejarme un poco, ¿Y la pelirroja?

- la mandé a casa, lo mejor sería que nosotros también nos fuéramos, parece que te fueras a desmayar en cualquier momento.

Intento tocarme el hombro con su mano para levantarme pero lo evite disimuladamente, no quería volver a sentir aquello.

- si, creo que será lo mejor.

No podía caminar recto pero me las arregle para llegar al auto, ahí le tendí las llaves a geto.

- ¿Que?

- no puedo conducir, estoy ebrio.

Suspiro y se subió al asiento del piloto y yo a su lado, sentía el cansancio en mis hombros entonces me quite los lentes e intente dormir todo el camino al departamento, pero por más que quise no pude conciliar el sueño y tampoco quería hablar de lo que había pasado con el en aquel club, sería demasiado vergonzoso para mí, no podía a menos que el empezará.

- me divertí hoy- escuché como me dijo, estaba claro que quería hacer el ambiente menos incómodo, pero no podía dejar de pensar en sus manos sobre mi.

Quería poder decirle algo pero era como si mis labios se sintieran pesados así que solo le mire con una sonrisa cansada, a la que el también sonrió, sus ojos ya no se veían amables, seguían igual de oscuros que cuando estábamos dentro del club, probablemente por la poca iluminación del camino.

MetanoiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora