Mis 6 ojos me permitían ver todo, y cuando te acostumbras a ver lo que yo he visto, pierdes la fe en que llegue algo mejor. Aunque mi trabajo sea ayudar a los demás, ¿quién me ayudaba a mí? Daba esperanza a las personas, pero ¿quién me la daba a mí? Puede que parezca que todo está bien mientras estoy aquí, pero ellos no logran ver la verdadera tristeza y desgracia del mundo, y era mi trabajo que siguieran sin verlo, pero yo si lo veía.
Quedarme sin palabras no era propio de mí, pero aquí estaba, enfrentándome a ello con la mirada del nuevo clavada en mí, y yo aún con este sentimiento extraño dentro.
-¿Pregunté algo que no debía? Lo lamento tanto... -le escuché decir. Realmente esa no era la razón, pero no sabía si le respondería con la verdad- No, no te preocupes.
Confía, decía mi corazón, y yo ya estaba tan cansado de apartar la vista que hice algo que, viéndolo en retrospectiva, era demasiado para mí. Con una mano subí la parte de la venda que ocultaba mis ojos y los descubrí. Ver al nuevo sin nada de por medio era un alivio; su rostro ahora se había iluminado con una pequeña sonrisa que al menos era real. Suspiré. Era tiempo de empezar a hablar. ¿Qué podía pasar? No tenía que preocuparme, pues él también era un hechicero de rango S. Aunque aún no lo creía del todo, en algún momento tenía que confiar en alguien. No lo hacía tanto por gusto, sino por necesidad. Estaba tan cansado de esto, necesitaba alguien en quien pudiera confiar.
-Mis ojos han sido heredados por generaciones en mi familia y estos permiten ver mucho más que los ojos humanos normales o los de un hechicero cualquiera. Con ellos puedo ver... -Era consciente de que estaba hablando muy rápido, pero el nuevo no había despegado la vista de mí desde que me había quitado la venda, y eso me producía nerviosismo y más sensaciones extrañas- El ver todo aquello involuntariamente es agotador, incluso para mí. Por eso uso la venda. Además, por esta misma habilidad, nuestra familia había pasado toda su vida protegiendo a los humanos normales.
Antes de que el nuevo abriera la boca para agregar algo más o preguntar otra cosa personal, llegó el mesero con nuestra cena. No recordaba cuándo habíamos ordenado, pero un filete había sido servido en nuestros platos. Sin más, le di las gracias al mesero y comencé a comer.
El silencio reinó por unos cuantos minutos sobre nosotros, hasta que escuché un sollozo. Levanté mi rostro hasta que pude ver cómo lágrimas caían por las mejillas del nuevo.
-¿Eh? ¿Por qué lloras? -Estaba pensando en las miles de cosas que pude haber dicho para que se pusiera así, pero ninguna era tan grave como para hacerlo llorar. Entonces, ¿qué fue? Y, más importante, ¿por qué carajos me importaba que él estuviera llorando? -Es que debe de ser muy triste, es todo -jamás pude haber pensado que diría eso, por lo que yo también me quedé sin palabras y con un nudo en la garganta- ¿Te parece que es triste?
-Sí, el que tengas que vivir con ese don toda tu vida, sabiendo que jamás dejarás de estar cansado, o el hecho de que toda tu familia no haya podido elegir cómo vivir su vida, es triste.
El nudo en mi garganta se hizo más grande, porque jamás nadie había puesto en palabras lo que yo sentía. Así que lo había ignorado hasta ahora, pero eso solo aumentaba una vez más los sentimientos con los que cargaba. Pero este simple hechicero sin energía maldita había visto más allá de ello y estaba aquí frente a mí llorando por eso, por mi familia, una que llegue a conocer poco, y por mí, una persona que hasta hace unas horas no conocía y que lo había tratado mal.
Todo dejó de tener sentido en ese momento. Mis acciones ya no me pertenecían; le pertenecían a mis sentimientos. Entonces, estiré la mano y tomé la del chico nuevo... Ah, Geto, así se llamaba.
La mano de Geto era suave al tacto y cuando puse la mía sobre la de él, no la apartó, solo me miró. Aún no había nada inteligible que pudiera salir de mi boca, pero el silencio esta vez no fue incómodo. Poco a poco, sus lágrimas disminuyeron y eso era un alivio para mí, porque acababa de descubrir que no me gustaba verlo llorar. Al ver bajar la última lágrima escurridiza, mi mano se dirigió a su rostro para limpiarla, dejando una caricia. -Creo que deberíamos irnos ya-.
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Metanoia
ФанфикMe sentía incapaz de amar, de empatizar y de sentir, pero el con sus ojos oscuros y su sonrisa de gato habían estremecido mi corazón desde el momento en que lo ví. - Contenido sexual explícito - Inicio: 12/01/2023 - Fin: ??? © Todos los personajes p...