Octava hora... ¿Tal vez novena?... Tal vez décima, la onceava hora, 12:37am - 04:37am
Azul.
Todo lo que podía ver era azul. Un polvo azul esparciéndose por el espacio como si fuera un pulpo cuyos tentáculos se expandían cada vez más y más. Incluso olía a azul, por más extraño que eso pudiera sonar.
El olor se penetraba en su nariz. Era como el azul del mar, el azul de Doyoung. De su piel, de su mirada que solía verlo a él y a nadie más con un cariño tan profundo que podía tocar su alma.
El humo los estaba drogando de forma paulatina, era tan espeso que comenzaba a ahogarlos y a hacer que vieran borroso.
Pero el azul, el humo azul, no era parte de la tortura. Parecía que en medio del altercado previo, se había roto un tanque en la sección de químicos y eso estaba causando que todo el inmenso sótano se inundará de ese humo, incluso le habían pasado unas máscaras a sus torturadores para protegerse.
Aunque ese era el menor de sus problemas. Jaehyun sentía que no podía estar sufriendo más, este era el peor castigo para todo lo malo que alguna vez hizo, no solamente a Doyoung, sino a cualquiera que se hubiera atravesado en su camino lleno de necias y sucias ambiciones.
A Jaehyun solía solo importarle una cosa: el maldito dinero. Principalmente porque había crecido sin él, sabía lo que era pasar hambre por días, lo que era sentir frío sin la posibilidad de poder buscar calor, sabía lo que era quedarse afuera de los restaurantes mientras veía la comida que les servían a los demás y que su boca se hiciera agua, sabía lo que era vivir de la caridad de las demás personas, sabía lo que era que lo escupieran e insultaran de la peor forma posible solo por nacer de alguien que no podía ni quería tenerlo en primer lugar... Sabía lo que era vivir sin amor, sin afecto. Por eso cuando le fue dada su primera paga después de haber torturado de una forma estúpida a alguien que le debía un dinero a su jefe, y vio que con ese dinero pudo suplir casi todas las necesidades que alguna vez tuvo, se sintió jodidamente feliz.
Cuando por fin compró ropa que nadie más hubiera usado antes, comió como debía y todo lo que quería e incluso tuvo afecto en brazos de amantes a los que les pagaba, sintió que esto era todo lo que quería y su ambición comenzó a crecer, a elevarse.
Todo lo que quería era dinero y no le importaba pasar por encima de nadie para conseguirlo... Ni siquiera su alma gemela.
Pero ahora que lo miraba de frente en medio del espeso humo azul, después de que los habían golpeado y torturado por tantas horas seguidas que hasta algunas veces había perdido el conocimiento; en todo lo que podía pensar era que nada más importaba si no tenía a Doyoung a su lado.
Por eso gritaba horrorizado intentando liberarse con todas sus fuerzas mientras veía como cortaban la piel de Doyoung y lo golpeaban lastimando su hermoso rostro y cuerpo. Doyoung también podía mirarlo a él del otro lado de la habitación pese al humo. Él también podía ver todo lo que le estaban haciendo como echarle agua y luego electrocutarlo o pegarle tan fuerte en un brazo que estaba seguro que se había roto. Algunas veces cuando sus ojos se encontraban lo único que podían transmitirse el uno al otro era un profundo "lo siento, lo lamento tanto". Ambos lamentaban todo el daño que se habían hecho mutuamente, pero principalmente lamentaban haber nacido en un mundo que los obligó a estar ahí y ahora: saldando deudas de pecados que hacían que el estar juntos fuera imposible.
Y muy en el fondo, desde la primera vez que el tiempo se detuvo cuando se miraron en aquel bar y las armas de cada uno estaban apuntando al otro, sabían que esto no iba a tener un final feliz.
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El imperfecto azul [ JaeDo ]
أدب الهواةEs un juego cómico y cruel de la vida. En un mundo donde, cuando conoces a tu alma gemela, el tiempo se detiene por un instante y luego se siguen reviviendo las mismas 24 horas hasta que ambos se enamoren, Jung Jaehyun y Kim Doyoung se han encontrad...