Capítulo 3

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Uzumaki Naruto. Ese era el nombre del conocido preso 009 de Tártaro, la prisión de máxima seguridad que las fuerzas de la Liga y el Frente asaltaron, liberando a mieles de villanos que engrosaron las filas de las fuerzas de Shigaraki Tomura, quien obtuvo un empuje con la liberación de su maestro: All for One, el villano más aterrado del mundo, el símbolo completamente contrario al mismo All Might. No importaba mucho que 009 fuera Uzumaki Naruto, pero sí que su alias como "villano" fuera Shinobi, como Stain se despidió de él. No era un hombre realmente mayor, contando con una edad cercana a los treinta, un rostro endurecido por los combates y un caballo hasta los hombros que denotaba los pocos cuidados a los que podía someterse dentro de una prisión como lo era Tártaro. Una densa barba también cubría su mentón, ocultando por completo la parte inferior de su rostro a cualquiera que lo mirara y siendo llamado por Tamako (la pequeña niña), como el señor vagabundo con cierta ternura de su lado.

Pero no era como si le importara demasiado. Diez años en el Tártaro borraron cualquier rastro de ingenuidad dentro de su mente, la cual también fue alimentada por Kurama, su molesto compañero interno que le otorgaba acceso a su quirk y poder bruto con el que se había desecho completamente de aquel Nomu de Alta Gama como la chica (Nanao) había dicho que se llamaban. Pronto descubrió que eran un tipo de arma biológica generada para el combate y que usaba como base los cuerpos de humanos reales con los que él tenía que pelear. Solo derrotó a uno de ellos y se vio en la obligación de prácticamente borrarlo completamente del mundo sin más, no era como si eso lo molestara. No era un héroe ni era un villano. Tenía lo bueno de ambos lados: protegería a las personas y lo haría a cualquier precio, así tuviera que matar a un villano como había hecho con Nomu.

Naruto salió de sus cavilaciones cuando llegaron a su destino: una gruesa puerta de madera descolorida los recibió sin número alguno, con el cristal de la mirilla manchado levemente de sangre y mostrando arañazos que implicaban que había sido usado recientemente para algún otro tipo de actividad. ¿Tal vez alguien estrelló una cara contra la puerta y golpeó la mirilla sin querer?

―Oye, Naruto―la voz de Nanao lo hizo girarse―. ¿Qué hacemos aquí? No me opongo directamente, dado a que nos has salvado; pero debo llevar a esta niña al refugio de U.A. Allí estará mucho más segura y podrá encontrar a su madre.

Naruto no respondió directamente. Había estado diez años encerrado en Tártaro, año más o año menos, y desconocía todo del mundo en ese lapso de tiempo donde lo único que pudo hacer fue entrenar su cuerpo y su mente, aprendiendo meditación y cualquier arte marcial a que tuviera cerca. Así había desarrollado mucho más sus habilidades físicas, llegando a un punto en el que ahora tenía diversos huesos rotos, mal soldados.

―Necesito algo de alguien―respondió, levantando la mano para golpear la puerta―. Espero que no se haya ido de aquí.

Aunque pasara diez años en la cárcel, dentro de una habitación completamente oscura y sin visitas, Naruto siempre sabría encontrar a la persona que los esperaba tras aquella puerta. Jamás abandonaría aquella casa por ninguna circunstancia y era la persona indicada para mostrarle el mundo actual, así como explicarle cosas que Nanao y Tamako no habían sabido explicarle. También debía añadir que cargar con una niña y una pasante no era lo mismo que ir acompañado de sus viejos amigos de la academia, a quienes podía confiar su espalda en cualquier momento y lugar.

―¿Es otro tipo como tú?―Nanao preguntó, cruzando los brazos bajo su pecho turgente con una mirada ligeramente oscurecida por el cabello―. No estoy dispuesta a...

―Mira―Naruto giró la cabeza y la señaló―. Ella no es como yo, ¿vale? Yo soy único, cariño. Nadie puede igualarme ni queriendo.

Los labios del antihéroe se torcieron en una sonrisa burlesca, justo cuando la puerta del apartamento se abrió. Una joven mujer de cabello desordenado, con el lado derecho rapado, recibió a sus visitantes cubierta solamente con unas bragas y una camiseta de tirantes que parecía hecha para Tamako.

TártaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora