Tú das vida, yo la quito

Capítulo 7

- Cúbreme, Raze. – no dio tiempo a que la duelista contestara, se abalanzó hacía el enemigo, matándolo de una sola bala en la cabeza. Se escondió del ataque de otro de ellos tras una de las infraestructuras de la fábrica donde se encontraban. Apuntó con su vandal, pero otro de ellos la sorprendió por el lado y disparó en su hombro.

- ¡Sage! – Raze disparó, protegiéndola de otro disparo que amenazaba contra su cabeza. - ¿Estás bien? ¡Lo siento! Me distrajo otro de ellos... - se disculpó, agarrando a Sage del hombro y observando la sangre brotar. – Te cubriré mientras te curas...

- No. – negó, volviéndose a levantar. – No tenemos que perder el tiempo, tenemos que encontrar la radianita que quieren robar y asegurarla.

Escuchó de fondo la batalla, Sova disparando sus flechas, desvelando la posición de los enemigos, cubriendo ángulos muertos. Viper colocando humos estratégicos para que pudieran estar a salvo y sacar ventaja al enemigo. Reyna... acabando con todo.

- ¡Vamos, Raze! – la brasileña asintió, no muy segura al ver la sangre recorrer el brazo de Sage. – No te preocupes. – le sonrió. – Puedo aguantar esto y mucho más.

- Iré delante. – Sage asintió.

- Yo iré a través del almacén.

- Sage, es peligroso...

- Raze. – llamó su atención. – No solo sirvo para curaros.

- Yo no... - Raze tragó saliva, nerviosa. Sentía que había ofendido a la centinela de alguna manera y negó con la cabeza. – Nos vemos al otro lado, Sage. – sonrió.

Sage avanzó con sumo cuidado a través del almacén, estaba todo lleno de cajas, estaba oscuro y respiraba con dificultad debido a la cantidad de polvo. Divisó una figura a lo lejos, por lo que decidió sorprenderla por la espalda y empuñar su cuchillo para reducirlo de forma instantánea. Estaba muy, pero que muy cerca de hacerlo. Pero en el momento justo de enterrar el cuchillo en su cuello, una mano bloqueó el ataque, agarrando su muñeca con fuerza. El perfume llenó sus fosas nasales, sabía perfectamente de quién se trataba.

- Es un cebo. – anunció lentamente. – Si atacas, explotará. – El agarre de su muñeca se aflojó, pero no se desvaneció. Reyna giró el cuerpo lentamente, había unos cables directamente enterrados en el cuerpo del enemigo. Y lo que parecía un detonador al lado. – Sage, Sage, Sage... - canturreó. - esto de matar... se te está subiendo a la cabeza. – la centinela intentó deshacerse del agarre de una sacudida, pero Reyna apretó sus manos, también llevándose consigo la mano libre de Sage, colocándolas en la parte baja de su espalda. La empujó levemente hacia atrás, pegando su cuerpo a la espalda de Sage. – La amable Sage... ya no es tan amable. – Sage empujó a Reyna con su hombro, con el fin de que se apartase de su cuerpo, pero ahogó un quejido al darse cuenta de que, su hombro dolía demasiado. Todavía no se había curado de la bala que había recibido. – Cúrate. – la ordenó.

- Necesito mis manos para eso. – espetó, molesta. Reyna soltó el agarre, liberando las manos de Sage.

- Y ahora, ¿cuál es tu excusa? – Reyna alzó el ceño, ante el gesto parado de Sage. Sabía que no quería curarse.

- Necesito guardar mi energía. Alguien podría necesitar de mis curas. – hizo una pausa. – Alguien que tenga algo más grave que un disparo en el hombro.

- Lo que necesitan es que estés al cien por cien para poder respaldarles y curarles. – Sage carcajeó.

- Lo que necesitan, ¿eh? – la centinela tomó distancia de la duelista, al ver que estaban muy cerca. – vete a la mierda, Reyna. – giró sobre sus pies, dándole la espalda y continuando con su camino. Estaba enfadada. Como siempre, las palabras de la otra la afectaban demasiado. – no me importa absolutamente nada, lo que tú tengas que decirme.