Tú das vida, yo la quito

Capítulo 15

- Por favor, Sova. – repitió. – Necesito comprobar que mis poderes han vuelto al cien por cien.

- Sage, ¡me estás pidiendo que te dispare! – la centinela rodó los ojos, hastiada. – Y no me mires así, tampoco te pienso apuñalar. ¡Pensaba que veníamos a darnos un baño en la playa!

- ¡No te he pedido que me dispares en la cabeza! – exageró. – Vale con que me dispares aquí. – señaló su hombro. – Así, en el caso de que mis poderes fallen, no será un disparo mortal. – Sova empuñó su pistola, con dudas. - No apuntes tan alto, o me dispararás en la arteria. Si no soy capaz de curarme, moriría desangrada antes de que pudieras hacer nada.

- ¡Encima no me digas eso! – bajó el arma. – Se acabó. No te pienso disparar. – pero antes de que pudiese hacer algo, escuchó el cañón de una pistola muy cerca de él. Levantó el rostro y observó que Sage se había disparado en el costado, siendo éste un tiro limpio y haciendo que la bala traspasase su espalda. - ¡Sage, joder! ¿No te bastaba con un cortecito en la mano? – se acercó, atrapando el cuerpo de Sage antes de que cayese.

- Tengo que comprobar que puedo curar heridas más importantes que un corte en la mano, Sova. – Llevó la mano a su costado, envolviéndose rápidamente del aura color turquesa que tanto caracterizaba a su curación. La recuperación fue en apenas unos segundos, su costado estaba impecable, como si no hubiera pasado nada.

- Soy yo, o... ¿eso ha sido demasiado rápido?

- Lo ha sido. – afirmó la centinela, observando que su poder había aumentado. Apenas había tardado unos segundos en que el agujero de bala de su costado se cerrase. – Sin duda es más... poderosa. – se levantó de la arena y se acercó a un árbol medio quemado, producto de una de las gamberradas de Phoenix. Colocó las manos sobre el árbol y concentró algo más de energía. Las quemaduras se revirtieron por completo, volviendo a convertirse en un árbol sano.

- Eso es nuevo. – dijo el iniciador, sorprendido. - ¿Desde cuándo...?

- Desde lo que pasó en la última misión.

- Me lo ha contado Skye. – tragó saliva. - ¿Quieres hablar de ello?

- ¿Sinceramente? No lo sé. – estuvo mirando el árbol durante unos segundos, preguntándose hasta qué punto sus poderes habían cambiado. Y hasta qué punto ella lo había hecho también.

- ¿Has vuelto a ver a Reyna? ¿Hablado con ella? – negó con la cabeza, deshaciéndose de la parte de arriba de su ropa.

- Ni si quiera sé cómo acercarme. – Sova también se deshizo de su camiseta.

- ¿Por qué no? Nunca habías tenido problema con ello. – indagó. – Y te recuerdo, que con Reyna no hacías otra cosa que no fuera pelear.

- Algo ha cambiado. – hizo una pausa. – Supongo. – el iniciador alzó el ceño, esperando a que la centinela se deshiciese de la ropa restante y pudieran darse un baño en el mar.

- ¿Seguro que no quieres contarme...?

- La besé. – dijo rápidamente, sin mantener el contacto visual con Sova. – justo antes de perder la consciencia. Bueno, más que un beso fue... un leve contacto de nuestros lab...

- ¿¡La besaste y no me has dicho nada hasta ahora!? – alzó la voz, pero Sage lo acalló rápidamente.

- ¡No grites tanto! ¡Que te van a escuchar!

- ¿Cómo fue? - adoptó una mirada sugerente.

- Dios, eres peor que Phoenix y Jett. – pasó una mano por su rostro, hastiada. – Simplemente me dejé llevar, pensé que iba a morir y... me apeteció darle un beso. – volvió a hablar. – Pero apenas fue un roce, no te montes películas.