Capítulo 11

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- Ha pasado más de una semana. – asintió, mirando la furia contenida en el cierre de sus puños. - ¿Alguna novedad?

- Debería haber despertado ya. – concluyó, mirándolo de forma seria y preocupada. – Estoy trabajando codo a codo con Killjoy y Skye. Hay algo que se nos escapa.

- Está bien. – suspiró, levantándose de su asiento y observando por la ventana.

- Me resulta... muy difícil decir esto. – tragó saliva. – Pero, si Sage no sale de esta... - notó la quebradiza voz de Brimstone. – Quiero que seas mi segunda al mando. – Viper abrió bien los ojos.

- No seré tu segunda al mando. – dijo rápidamente.

- Viper.

- No seré tu segunda al mando porque Sage despertará. – gruñó. – Deja de darla por muerta, Brimstone. – apretó sus puños y giró sobre sus pies. – No vuelvas a decir algo como eso en mi presencia.

- Viper, espera.

- Llámame cuando encuentres algo útil, y no cuando sentencies a muerte a uno de nosotros.

- Sabine. – la llamó y Viper tensó la mandíbula. – Sabes que jamás haría algo como eso, mucho menos a Sage.

- Entonces no sugieras algo como eso. – cerró la puerta tras de sí, sin esperar a que Brimstone contestase siquiera. Sage había sido su compañera desde que ingresaron a protocolo, junto a Brimstone, fueron las primeras agentes en unirse al Protocolo. Tenían una conexión especial. Y, aunque pudieran tener sus diferencias, la apreciaba como la que más.

Se dirigió a su laboratorio, no sin antes pasar por la enfermería para comprobar si había habido algún tipo de avance en cuanto al estado de Sage.

- Sabes que puedes entrar, ¿verdad? Te quedas parada en la puerta día tras día. Nunca entras.

- Será mejor que no me acerque demasiado.

- No sabías qué podía pasar si Sage intentaba resucitar a Neon. – se contuvo. – Ni tú ni nadie.

- Debería haberlo sabido. – Viper rodó los ojos.

- Reyna. – la llamó. – De nada sirve arrepentirse ahora. Nadie pudo saberlo. – Reyna cerró los ojos despacio, conteniendo la respiración por unos segundos.

- ¿Por qué no despierta?

- No lo sé. – cruzó sus brazos. – Su pulso es estable, no hay nada raro. No sé por qué no se despierta.

- El latido de su corazón. – habló la duelista. – Es diferente. No es como antes.

- ¿Diferente? – asintió.

- No sé qué es lo que ha cambiado, pero lo ha hecho. – clavó sus uñas sobre su piel, castigándose así misma. Giró sobre sus pies, dándole la espalda a Viper.

- ¿No vas a entrar?

- ¿Para qué? – se encogió de hombros. – No es como si pudiera hacer nada por ella.

- ¿Y Neon? – dejó la pregunta en el aire, esperando que la duelista contestara.

- No hagas preguntas si sabes que no te va a gustar la respuesta.

- Reyna. – la llamó, haciendo que volteara. – No sé lo que tienes con Sage, pero soluciónalo de una vez. No os vendrá bien a ninguna. – la miró durante unos segundos y volvió a girarse, sin responder.

Tú das vida, yo la quitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora