Capítulo 10

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Ante el silencio que se había instaurado, Juan no puede evitar entrecerrar sus ojos mirando al contrario queriendo mirarle los ojos como si quisiera leer la mente de este

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Ante el silencio que se había instaurado, Juan no puede evitar entrecerrar sus ojos mirando al contrario queriendo mirarle los ojos como si quisiera leer la mente de este. Tal vez no tenía ningún tipo de magia y mucho menos podía leer los pensamientos de las personas, pero sin duda el no tener algún tipo de respuesta a lo que había preguntado solo podía significar una cosa.

«Mierda, va a haber problemas con el papá de Spreen por el simple hecho de que ambos somos chicos, esto se va a ir a la mierda». Era lo primero que se le atravesó en la mente al chico al notar como no recibía una respuesta.

— Permiso Shakira, tu canción es pegajosa y quiero tararearla, pero necesito enfocarme en la conversación con Spreen un momento –murmura para luego bajarle el volumen a la radio frunciendo el ceño-. Spreen... te preguntaré por última vez, pero con palabras menos suaves, ¿Tu papá es homofóbico?

— No... que yo sepa. Digo, nunca dijo nada correspondiente a eso y tampoco es como si odiara a mis tíos.

— ¡Oh vamos! ¿Quién podría odiar a tu tío Vegetta y al tío Willy? Yo no podría. Además, es el hermano de tu mamá, no creo que quiera mostrarse pasivo agresivo con su cuñado –suspira–, es más complicado si tu papá detesta las relaciones entre dos chicos, dudo seguir con esta obra Spreen. De todas las cosas que complicarían esta mierda, lo de la posibilidad de que tu papá sea homofóbico no es algo en lo que quiera ser partícipe. 

— ¿Cómo?

Spreen frena de golpe y mira hacia Juan, lo bueno es que no venía ningún auto detrás, ¿Qué demonios estaba diciendo el gafotas? ¿Le estaba dando una excusa barata para dejar todo tirado? Apenas habían iniciado, no podía hacer eso; Juan casi se pega por el vidrio de adelante por el brusco frenar del vehículo, por suerte siempre al subir a un coche se coloca el cinturón.

— ¡Pendejo!, ¡No frenes de golpe! Casi me voy de cara, por poco me doy un putazo.

— ¿Cómo así de que dudas seguir con tu puta obra? –frunce el ceño y decide estacionar el vehículo en un aparcado de coches para poder discutirle bien al castaño.

— ¿Mi puta obra? Pendejo, este teatro lo estamos montando porque don "No quiero casarme, pero me están obligando", me pidió el gran favor de llevarlo a cabo, no es mi obra, pendejo, es NUESTRA obra. Desde el momento en que ambos aceptamos y estamos llevando esta mentira los dos sabiendo que pueden pasar cosas del culo si esta mentira se destapa, y mira que apenas iniciamos con tus tíos, estamos en la primera parte de la obra, el inicio, la presentación y estamos a un receso para seguir con la primera parte luego de un corte de preparación cambio de escenario.

Spreen no puede evitar mirar al chico con una ceja levantada, en serio le parecía curioso como este hablaba de una mentira como una obra bien elaborada, le gustaba de cierta manera su manera curiosa de expresar. Pero ese no era el momento para enfocarse en las curiosidades de Juan.

— Dale boludo, bueno "Nuestra obra", perdón si te ofendí –rueda los ojos, no quería disculparse, pero si quería mantener a Juan para que siguieran con lo planeado, tenía que intentar mantenerlo contento-. Ahora sí, ¿por qué la duda? No que eras muy profesional y toda esa mierda, ¿por qué dudas? Solo por el simple hecho de que no sabemos si mi papá es o no es poco tolerante ante la relación entre dos pibes. ¿Por qué te queres echar para atrás ahora? 

¡Yo me opongo! - SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora