III. El comienzo

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Pov Hermione

Hoy ha sido el día más aterrador, raro y confuso, pero también extraordinario que he tenido en mis once años de vida. He atravesado tantas emociones y sentimientos en este realmente corto plazo de tiempo que es agobiante. Todo esto es porque hoy voy camino a Hogwarts. Lo sé, es extraño porque ni yo lo esperaba. Digo, hace unos tres meses ni siquiera sabía de su existencia. El día en que lo descubrí siempre será uno de mis mejores recuerdos.

FLASHBACK:

Mi cumpleaños número 11 por fin había llegado. Mis padres me hicieron una fiesta a la que no vino nadie salvo mis abuelos, quienes me regalaron varios libros que me alegraron el día. Cuando estaba por soplar mis velas, sonó el timbre de la casa. Mi mamá abrió la puerta. Quien tocaba el timbre era una mujer mayor a la que nunca habíamos visto antes. Era alta, con postura muy fina y seria, así como hermosa aún para la probable edad que se le podía calcular. Se presentó como Minerva McGonagall, aunque me dijo que podía llamarla profesora McGonagall si quería, cosa que acepté sin rechistar, pues desde que la vi entendí que era importante y mi nueva autoridad, así como posiblemente un ejemplo a seguir.

Ella nos habló a mis padres y a mí de Hogwarts, la mejor escuela de magia y hechicería. Fue muy amable de su parte el que fuera tan clara y precisa, así como descriptiva con lo que nos decía, demostrando así lo comprensiva, empática, inteligente y gentil que puede ser. También nos entregó mi carta donde se me daba un cordial saludo y me decía que tenía un cupo o plaza disponible allí.

Lo que soy yo, lo creí al instante, pues la profesora me causaba mucha tranquilidad y seguridad. Me sentía bien a su lado. Sin embargo, a mis padres les costó más. La nueva estimada educadora tuvo que explicarles prácticamente todo sobre el colegio, desde su historia hasta todos los documentos legalmente importantes y cómo funcionaba la institución. Les tomó toda una tarde, casi noche, sentirse satisfechos con la cantidad de información adquirida, pero al ver mi entusiasmo terminaron accediendo. Lo que más tardaron en entender y se les dificultó aceptar fue el hecho de que yo era una bruja, pero si bien eso casi les reinició la mente, mis padres jamás harían menos o rechazarían a su hija por ser quien soy. Eso no ha estado, no está y jamás estará a discusión.

PRESENTE:

Recordar eso me tranquiliza bastante. Pensar que deseaba tanto tomar un descanso de la monotonía y vida estricta de mi familia, pero ahora que me encuentro en un tren lista y más que dispuesta a viajar cientos de kilómetros lejos de ellos, no puedo alejarlos de mis pensamientos.

¿Sabes qué? No permitiré que estos sentimientos nostálgicos y de autosabotaje me arruinen esto, no señor. Mejor leo un libro.

Ya sé, voy a leer el de la historia de Hogwarts una vez más solo para estar segura (últimamente se ha convertido en mi favorito).

Ahora el libro está sobre mi regazo, abierto casi por la mitad, pues decidí que leería el capítulo sobre la estructura del castillo, ya que es algo que en verdad me intriga bastante, pese a que ya lo tengo prácticamente memorizado. Y de paso vuelvo a repasar el mapa, así elimino cualquier posibilidad de perderme allí (es la quincuagésima octava vez que lo leo, pero ¿quién lleva la cuenta?).

Estoy leyendo nuevamente sobre las escaleras movedizas cuando siento la puerta del vagón abrirse y una pequeña pero fuerte brisa fría que me pone la piel de gallina, cosa que no ayudó mucho a mi actual estado de nerviosismo, aunque lo disimulé bastante bien. Lo que verdaderamente logró descolocarme fue ese hermoso y delicioso aroma nuevo en la estancia, aunque también me resulta cómodo. Este se expande lentamente por la habitación como una suave y atractiva fragancia (se siente como cuando percibes el olor de tu comida preferida siendo preparada por tu mamá, así de llamativa y atrayente).

(La curiosidad mata al gato, Hermione.)

Mi curiosidad, como siempre, le gana a mi no muy eficiente fuerza de voluntad y termino levantando discretamente la cabeza de mi libro para ver los zapatos del nuevo integrante. Así me entero de que se trata de una niña con unos zapatos mucho más finos que los míos, además de que parecen estar desamarrados. Mis sospechas se confirman cuando unos segundos después puedo ver a la elegante niña de cara contra el piso.

Como si un rayo le hubiera caído encima, ella se levanta de un salto y rápido, como si su vida dependiera de ello, se tumba en el asiento frente a mí y se acomoda lo mejor que puede. Se nota que ni siquiera respira cuando saca de su bolsa un libro que abre precipitadamente. Creo que está avergonzada porque sé que no está leyendo. ¿Que cómo lo sé? Simple, lo tiene al revés. Aunque normalmente me molestan e incomodan mucho las personas distraídas, esta pelinegra, que tiene un cabello negro brillante y profundo que junto con la diadema de perlas blancas y los accesorios que lleva prendidos en él forman un estelar y perfecto cielo nocturno que no dejaría de admirar de no ser porque la niña finalmente se dio cuenta de su libro y lo giró. Además, levantó la cabeza permitiéndome admirar mejor su rostro fino pero infantil con sus mejillas ahora rosadas. Creí que no podía verla más hermosa hasta que los vi, esos maravillosos ojos que eran verdes y profundos. Verlos era como sumergirse en un frondoso bosque verde que irradiaba luz y tranquilidad, pero también misterio y peligro. Una mágica combinación de hermosura salvaje. Se sienten como si allí se pudiera encontrar el tesoro más precioso e invaluable que pueda existir. Uno que entre más lo miras, más desesperadamente deseas sumergirte y conocer sus más profundos secretos y anhelos.

Finalmente, decido dejar de parecer una psicópata loca y aparto mi mirada de la suya con las mejillas calientes. La bajo al suelo y ella suelta una hermosa risita. Es ahí cuando veo de nuevo sus zapatos, lo que me recuerda su caída, por lo que me preocupo y espero que no se haya hecho daño. En retrospectiva, no soy consciente de cómo terminé haciendo algo que jamás pensé que haría alguna vez por alguien y mucho menos sin siquiera haberle dicho hola.

Pov Pansy

Ella está amarrando mis zapatos.

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La curiosidad mato a la gatita Mione ;)




Esa gatita tiene dueñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora