Él salió de la cárcel luego de cumplir dos años de condena.
Él aprendió que robar chelas era una estupidez.
Él se reformó en ese lugar. Saliendo como un hombre nuevo.
¡Él prometió trabajar honradamente!
Hasta que...
"¡Únete a nuestra empresa, negro...
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Afueras de Besalú – Año 225 (marzo) – Tiempo de reencarnación (5 días)
Al día siguiente, temprano en la mañana, nos dirigimos a las afueras de la ciudad. La primera misión estaba definida. ¡Farmeo intenso!
Se podía farmear en los campos de caza. Seguimos a Eva sin rechistar.
Nos levantamos temprano, le ayudamos a preparar el almuerzo y salimos todos juntos. Choco y Snow se metieron a mi inventario. Hice lo mismo con la canasta del almuerzo. Menta se escondió en la túnica de Eva. No cargábamos nada de peso.
—N-no sabía que se podía meter comida al inventario —dijo mi tutora, sorprendida.
—Se mete de todo, excepto seres vivos.
—Oohhh.
—Pero en este momento solo puedo almacenar diez objetos. Tendré que subir de nivel, ja, ja.
Eva me miraba con ojos brillantes.
—Mmh.
—¿Qué pasa? —inquirí.
—¡H-he llegado a una conclusión, Marvin!
—Oh.
—¿Quieres escuchar?
—A ver, dime.
—Eres un genio, fumuh, fumuh.
Eh.
Me congelé por un instante.
No, no. Soy un choro de 22 años que reencarnó en otro mundo, ja, ja.
—Espera. ¿De dónde sacas eso?
—Es que eres muy inteligente. ¡El plan que me explicaste con las chicas es fantástico! ¡Eres un genio!
Me avergoncé un poco.
—No soy un genio. ¡E-es por el golpe en la cabeza!
—No, no, antes también. Limpiar el agua usando a Menta se te ocurrió a ti, ¿recuerdas?
—Piuw, piuw —chilló el slime.
Mierda.
—Es verdad —musité.
—¿Lo ves?
Por alguna razón, Eva se notaba feliz. Me rasqué la cabeza, sujeté sus manos y nos dirigimos al campo. La sonrisa de mamá brillaba más que nunca.
*****
Llegamos al sitio de destino. Se trataba de un inmenso prado que fulgía de colores mortecinos. Los pastizales tapizaban el terreno como una alfombra de amarillo. Se podían ver lomas que subían y bajaban, rocones de piedra encajados en el terreno y unas setas gigantes que parecían hongos shiitake. Medían entre dos y tres metros de altura. Eva me explicó que las setas estaban conectadas entre sí, a través de una red fúngica. Que bioma más interesante, pensé.
