Capítulo 55 - Torrente de cerezos

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—¡Tú puedes, Marvin! ¡¡No te rindas!! ¡G-gana!

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—¡Tú puedes, Marvin! ¡¡No te rindas!! ¡G-gana!

La voz de Tiffa resonó con brío. Dicción rasposa, mejillas sonrosadas. Mi amiga me apoyaba. Embestí.

Estilo ligeris. ¡Técnica de siete golpes! ¡Torrente de cerezos! ¡Forma dragón!

Tracé un arco horizontal, el pecho de Toromo fue marcado por mi espada. El csm fue empujado por la fuerza del impacto, una tormenta de pétalos emergió del choque: maná, cerezos. La energía danzaba como llamas rosadas. No, no, tal vez como agua de estanque. Mi ataque no se detuvo.

Forcé mi muñeca y elevé a Choco —mi segundo corte—, solo para hacerla descender de forma salvaje. Obsidia desgarró la zona afectada, una raya fosforescente fulguró como un rayo. El toro volvió a ser empujado, acorté distancia y regresé mi espada. No había tiempo que perder.

Respiré y ataqué desde abajo (tajo ascendente). El tercer golpe se abrió camino desde el torso hasta la quijada. La sangre de Toromo salpicó como agua en aceite hirviendo. Los pétalos de maná pintaban las catacumbas de rosado. Ni siquiera me tardé 5 segundos en realizar los tres cortes. Me faltaban cuatro.

‹‹¡Sigue, Rovin!››

¡Qué ataque más demandante!

De pronto, mis brazos crujieron. Esta técnica forzaba mis fibras al máximo. Ignoré el dolor, giré en el aire y embestí como un shuriken. La fuerza centrípeta le brindó más potencia a mi ataque, un corte diagonal rebanó el punto cero. Se escuchó un zumbido rugiente. Choco destazaba el viento. Toromo no podía defenderse.

¡Esto apenas empieza!

No me detuve.

Corte bestial (quinto).

Tajo vertical en picada (sexto).

Cada ataque incrementaba el trayecto, mi destino. La distancia entre el primer corte (A) y el séptimo (B). Esta técnica me dejó sin palabras: un torrente de espadas, un río de ataques. Mis cortes trazaron un lienzo, una quimera de luz y maná: el Dragón Cerezo. Siete cortes, un torrente; la técnica más potente de Akari Matsumoto.

El dragón cerezo impactó al toro. El séptimo golpe remeció el mundo. Toromo recibió la furia de Akari y Choco, mi fervor.

Mi espada rebanó el futuro y trazó un arco homicida. El corte cercenó el espacio. Solo vi una bellísima luna de tonos rosados —cuarto creciente— y después un estallido que fracturó la superficie.

Toromo fue expelido como un transeúnte asaltado por un bus cama. El dragón atrapó al csm entre sus fauces y lo empujó como un "Jörmungander" (la serpiente de Midgard). El terreno fue arrancado, el dragón deformaba las catacumbas. Toromo impactó la pared cercana. Los muros se partieron en mil pedazos.

 Los muros se partieron en mil pedazos

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Morí como un ladrón y reencarné como un... ¿ladrón?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora