...
Los dedos de Snow trepidaron un poco.
—Entonces si tienes miedo.
—Sí, pe. A ti no te puedo mentir.
Me sinceré.
›› Mi vida está repleta de metidas de pata. He fallado decenas de veces. No quiero mufar, no quiero cagarla aquí. A veces me pregunto si tengo que salvar a Tiffa. Tengo miedo de morir.
Sonreí.
›› Que egoísta de mi parte, ¿no?
Hubo silencio. La voz de Snow resonó en mis oídos.
—T-te equivocas —replicó, tímida—. Está bien tener miedo. Todos le temen a algo, todos. Un niño que va al jardín, un tipo que vende cachangas con queso, un doctor recién egresado, una bombera, un soldado, Choco, e incluso yo. Todos sienten lo mismo. Le temen a la muerte, el fracaso, el futuro, etc. —Su voz creció de tono—. El asunto es no ceder. Las cadenas del miedo no deben atraparte. No importa si fallas, nadie es perfecto. L-lo importante es seguir intentando, siempre con la frente en alto.
—No sé si pueda. —Estrujé mis puños—. N-no soy tan valiente, blanquita.
—Rovin no es un cobarde —replicó, briosa—. ¡Mi hermana y yo creemos en ti!
Las palabras de la blanquita me impactaron de lleno. No se trataba de un gran discurso; sin embargo, albergaban una fuerza ingente, plúmbea. Hice una pregunta.
—Oye, blanquita.
—Dime.
—¿Crees qué las personas pueden cambiar?
Me tapaban los ojos. Los dedos de Snow rozaban mi frente.
—No lo sé. Las cosas cambian con el tiempo. Las hojas se secan, las manzanas se pudren, las estaciones cambian, etc. La vida sigue una tendencia, no obstante, las manzanas que se pudren no se convierten en manzanas frescas. No pueden. —Hubo una pausa—. A veces, me pregunto si los humanos son como las 'manzanas'. Sé que existen personas que transitan el buen camino hasta su muerte. Pero qué pasa con las ramas torcidas, las manzanas podridas. ¿Esas personas pueden cambiar? ¿Se pueden redimir?
Una manzana podrida, eh —sonreí.
No se equivoca.
La blanquita no se detuvo.
›› P-para mí, los humanos no son manzanas. Ellos pueden cambiar. Todo depende de la persona. En este mundo, no, en todos los mundos, existirán personas dispuestas a cambiar; así como gente que jamás lo hará. Son dos caras de la misma moneda. Unos quieren cambiar, trabajan en ello y triunfan. Otros no quieren. Otros no pueden y se rinden. No es lo mismo para todos.
Que respuesta...
—Tiene sentido —murmuré.
—S-sí, desde mi punto de vista.
ESTÁS LEYENDO
Morí como un ladrón y reencarné como un... ¿ladrón?
FantasíaÉl salió de la cárcel luego de cumplir dos años de condena. Él aprendió que robar chelas era una estupidez. Él se reformó en ese lugar. Saliendo como un hombre nuevo. ¡Él prometió trabajar honradamente! Hasta que... "¡Únete a nuestra empresa, negro...