3_Cuando alguien importante falta en tu vida

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Tres niñas de trece años hablaban entre ellas en un rincón de Las Encinas.

-¿Por qué todos los chicos de nuestra edad son unos tontos?-dijo una de ellas.

-Quizás deberíamos salir con muchachos un poco mayores-dijo otra.

-El chico Nunier es muy lindo-dijo Noelia Pérez-o Polo Benavent.

Sus amigas se rieron de eso.

-Les apuesto lo que sea que puedo hacer que un chico mayor salga conmigo-dijo Noelia desafiante.

-Acepto la apuesta-dijo una de sus amigas-elije al que quieras.

Noelia miró detenidamente y de repente le llamó la atención un muchacho de cabello castaño. Era guapo y con aspecto de enojado que de alguna manera lo hacía más atractivo.

-Ese-dijo Noelia y señaló al chico.

-¿Samuel García Domínguez?-dijo su amiga.

-Si-dijo Noelia-es guapo. Él suele ir a la librería donde trabajo.

-Él trabaja con su padre que es detective privado-dijo su amiga. La implicación era obvia, Samuel tenía un aire de peligro que lo hacía más interesante.

-Les apuesto a que puedo hacer que salga conmigo-dijo Noelia.

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Samuel caminaba por el pasillo central de Las Encinas cuando una voz lo interrumpió de sus pensamientos.

-No fuiste a mi fiesta-le dijo Isadora en el oído-realmente esperaba verte ahí. Tus amigos si fueron pero tú no.

Samuel agachó la mirada. No sabía que decir. Le gustaba Isadora, de verdad le gustaba. Pero ir a una fiesta en casa de ella donde también tenía que aguantar a todos sus ex amigos era algo que no le entusiasmaba mucho.

-Lo siento-dijo Samuel-pero no quería pasar tiempo con personas que de por si debo tolerar a la fuerza en la escuela.

-Debiste ir por mí-dijo Isadora-no por ellos.

Samuel sabía que ella tenía razón y una parte de él se sentía un tonto por negarse a relacionarse con una chica hermosa solo por no poder despegarla de sus amigos.

-Piénsalo Samuel-dijo-una cena. Tú y yo solos.

Samuel aun dudaba cuando sonó el timbre que anunciaba el inicio de las clases.

-Me respondes después bebé-dijo la rubia y se fue.

Samuel se quedó pensando por un buen rato.

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Esa noche Samuel cenaba junto a su padre. Cuando Ignacio no lo veía Samuel le daba parte de su comida a Poni que siempre se acostaba a los pies de Samuel. Era una costumbre desde hace cuatro años cuando Ignacio había traído a un Poni cachorro que inmediatamente se había pegado a Samuel. Poni se había convertido en el perfecto compañero de Samuel en todas sus travesuras, por supuesto con Marina como la líder de esas aventuras como siempre.

Poni miraba atentamente a Samuel para recibir su próximo premio gastronómico, pero por el momento Samuel estaba siendo escrutado por la incisiva mirada de Ignacio.

-Hoy me llamó tu consejera. Quiere verme-dijo Ignacio- ¿Tienes idea del motivo?

-Tal vez sea porque les robo el dinero del almuerzo a los de primer año-dijo Samuel-pero siempre lo hago fuera del colegio así que ella no tiene jurisdicción.

-Ese es mi hijo-bromeó Ignacio-¿Te has portado bien con tus compañeros?

-Soy chapado a la antigua-dijo Samuel-mi filosofía es la de ojo por ojo.

Samuel García, detectiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora