8_Mírate en el espejo, Samuel

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P.O.V. SAMUEL

Estoy sentado en mi escritorio en la agencia de papá. En mi mano derecha tengo la fotografía de la habitación de Marina el día en el que la mataron en la que aparecen las zapatillas blancas de Marina. En mi mano izquierda tengo la fotografía del día que arrestaron a Abel Romano donde muestran las mismas zapatillas como evidencia. Ese hombre fue arrestado semanas después del asesinato. ¿Cómo llegaron esas zapatillas a la casa de Romano?

Dos fotografías que no coinciden. Solo una persona puede darles sentido y solo una persona puede llevarme a esa persona.

La puerta se abrió y entró Claudio Martínez, el mejor amigo de papá y abogado de oficio.

-Claudio Martínez-le digo sonriéndole-el hombre al que quiero ver ¿Puedo prepararte un café?

-La amabilidad en ti, ahijado, es aterradora-me dice-¿Vas a venderme una rifa o algo así?

Que bien que me conoce.

-Algo así-le respondo-quiero que me consigas una reunión con Abel Romano.

Una carcajada seca sale de su boca.

-Estos adolescentes locos de hoy-me dice con humor-las cosas que hacen: videos de Tik Tok, fiestas electrónicas, visitas a condenados a cadena perpetua...

-Hablo en serio, tú eres su abogado-le digo serio.

-Interesante pero cuando alguien confesa un crimen, es condenado y se niega a apelar, el término adecuado es "ex abogado"-me aclara él.

-Pero aun así puedes arreglar una cita-le digo.

-Sólo él decide a quien recibe y hasta ahora no recibió a nadie-me con tono perezoso.

-Excepto a ti-le digo señalándolo-su adorado abogado.

-Sí, yo-me dice- su defensor público de €20 la hora. Los abogados criminalistas más prestigiosos del país se ofrecieron a defenderlo gratis y él me prefirió a mí. Reprobé derecho criminal y sé que eso es malo.

Tomo las fotografías y se las paso.

-Mira estas fotos-le digo-¿te parecen esas las mismas zapatillas?

-Si-me responde sin mucho interés.

-Una es del cuarto de Marina Nunier cuando la mataron-le explico- y la otra de la casa de Romano cuando lo arrestaron ¿Por qué volvería a robar un par de zapatillas semanas después?

-¿Por qué está loco?-me dice Claudio-comienzo a pensar que no fue tu papá quien me invitó a venir.

Ah, sí, le mentí que mi padre quería hablar con él para que viniera. Se pone de pie para marcharse.

-Deja que yo hable con Romano y yo decidiré si está loco o no-le digo con seguridad.

-Escribe una carta exponiendo tu caso-me dice-y se la daré y negaré cualquier relación con lo que haces.

-Gracias, Claudio-le digo mientras uso mi adorable sonrisa que según mi padre la utilizo cuando quiero algo.

-Te dirá que no-me advierte.

-¿Seguro?-le digo-a la mayoría de las personas les cuesta mucho decirme que no.

-Si lo hicieran se ahorrarían muchos problemas-me dice y se marcha.

Si la gente me dijera que no, yo me ahorraría muchos problemas.

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P.O.V. CARLA

Es la hora del almuerzo en Las Encinas y como siempre estoy sentada con mis amigos, los cuales hablan de cosas que ciertamente me aburren.

A mi lado está Lu quien no participa de la conversación porque está mirando con resentimiento como Guzmán y Nadia charlan un par de mesas más allá. Ya hablé con ella muchas veces sobre que debe dejar ir a Guzmán, pero es demasiado testaruda. Está empeñada en culpar a Nadia por todo cuando en realidad su relación con Guzmán estaba aún más condenada que la mía con Polo.

Samuel García, detectiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora