6_Algo que no debería estar ahí

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Iván Carvalho miraba por la ventana de su enorme mansión. Veía a lo lejos como su padre estaba afuera de la casa sacándose selfies con sus múltiples fanáticos.

Cada día un montón de personas se reunían allí buscando saludar al famoso jugador de futbol Cruz Carvalho quien no rehuía a toda esa atención precisamente, sino que le gustaba ser el centro de atención. Por su padre Iván había recibido toda su vida una atención indeseada. Él no era como su padre, no le gustaba llamar la atención, ni que le pidieran autógrafos ni nada de eso.

Cuando murió Marina todo fue peor. De por sí Cruz llamaba la atención de los medios de comunicación y los fanáticos y ahora había sido asesinada la novia de su hijo, una muchacha de la clase alta española. Más que nunca Iván tenía el foco de atención sobre él. Por suerte esa vorágine había terminado. Aunque, por supuesto, seguía siendo el hijo de Cruz Carvalho, y eso era un peso enorme.

Casi todos los días Iván escuchaba la misma pregunta: ¿Tú eres el hijo?

"El hijo". Iván pensó que quizás debía cambiar su nombre a EL HIJO.

Todos le preguntaban si tenía algún interés en dedicarse al futbol, aun cuando él nunca había mostrado interés en ese deporte. Iván sabía muy bien que lo que él deseaba era ser director de cine. Pero a nadie le importaba porque era más importante preguntarle si de verdad su padre iba a cambiar de equipo de futbol.

Desde niño había tenido que comportarse como el padre de su propio padre. Su madre había muerto cuando él era un niño y la vorágine de inmadurez y excesos de Cruz habían puesto a Iván en el rol de la persona responsable de la familia. Sabía que su padre lo amaba, pero aun así no podía evitar sentir enojo cuando veía a su padre en esas fiestas llenas de desconocidos, alcohol y drogas.

La única que no juzgaba a Cruz solía ser Marina quien encontraba divertido al futbolista.

Marina. Sin duda la extrañaba. La había amado tanto, lo seguía haciendo. Quizás sea incorrecto pensar así. Su relación había sido tumultuosa y frenética. No era sencillo llevarse bien con Marina y aun así amarla le salió de modo natural. Marina era un tornado que arrasaba con todo. Vivía al límite, quizás porque presentía su temprano final. Y amarla no había sido suficiente, no evitó que Marina lo haya engañado tantas veces. Pero eso no cambiaba el hecho que siempre terminaba regresando a ella como si fuera su perro. Amó a Marina, pero realmente no la conoció. Quizás ni su familia la conoció. Quien más se acercó a eso fue Samuel, su mejor amigo. Iván sabía que entre Marina y Samuel nunca hubo nada romántico, pero envidiaba al castaño por lo cercano que era a ella, por todo lo que la conocía, por la intimidad y confianza de su amistad. Si algo valoró Marina en su vida fue su amistad con Samuel. En una ocasión Iván había tomado mucho alcohol en una fiesta con sus amigos y se había dormido y cuando despertó escuchó una interesante conversación de Marina con Carla:

-¿Te vinculaste con tantos chicos pero nunca lo harías con Samuel?-preguntó la rubia con un poco de burla.

-Eso es porque Samu es el único al que no toleraría destruir como termino haciendo con todo lo demás-respondió Marina.

Eso había puesto triste a Iván porque evidenciaba que Marina apreciaba más su amistad con Samuel que su relación con él pero, al mismo tiempo, evidenciaba que Marina no era tan destructiva y que al menos algo en su vida valoraba. Cuando ella murió todo el colegio se puso en contra de Samuel por la investigación de su padre que apuntaba a Ventura Nunier, e Iván fue uno de ellos, motivado por su dolor y su rabia. Pero con el pasar del tiempo pudo entender que lo que le hicieron a Samuel fue erróneo. Samuel había sido un buen amigo, pero todos le habían dado la espalda.

Al menos Samuel ya no estaba solo, sino que pasaba tiempo con esos alumnos nuevos los Shanaá y la chica de Bormujo. Quería acercarse nuevamente a Samuel, pero temía ponerse a todos en contra.

Samuel García, detectiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora