Memories of Sam

5

Creo que nunca esperé con tantas ansias que mi cumpleaños llegara. No lo entendía pero me emocionaba la idea de verte en mi casa. Lena decía que no tenía sentido, que apenas te conocía, que podías ser un asesino en serie, pero yo sabía que no era así.

Así que cuando ese día llegó y se hicieron las 7:30 sin que tú aparecieras, me sentí triste. ¿Triste, yo? ¿Porque un chico que conocía desde hacía una semana no había ido a mi cumpleaños? Patético.

Intenté no pensar en eso y pasar tiempo con mis amigos pero todo lo que había en mi mente eras tú.

Media hora después, el timbre sonó. No entendía por qué lo hacía si todas las personas que había invitado estaban allí, menos... Corrí a abrir la puerta y ahí estabas. Pálido como de costumbre, con una campera negra con el cierre por la mitad y ojeras enormes pero una sonrisa tímida en los labios.

—Lo siento por llegar tarde. Tuve un problema y recién ahora... —Tomaste una gran bocanada de aire—. Esto es tuyo.

Me tendiste un paquete envuelto en papel rosa. Una sonrisa se formó en mi boca al pensar en que recordabas mi color favorito.

—Uhm... —Rascaste tu frente—. No sabía que comprarte así que... Si no te gusta puedo cambiarlo o...

Rompí el papel para encontrarme con un suéter rosa claro que decía you drew stars around my scars rodeado de pequeñas estrellas doradas. Voy a admitirlo, mis ojos se llenaron de lágrimas y tuve que contener las ganas de saltar a abrazarte. Fue el mejor regalo que alguien me hizo alguna vez (sí, mejor que las medias de arcoíris que mi padre me había regalado esa misma mañana).

—Escuché las canciones que me dijiste y luego vi eso y... —Te rascaste la frente, te veías tan tierno cuando estabas nervioso— creí que era una buena idea.

—Es perfecto. Me encanta. Muchas gracias.

Tus labios se estiraron casi imperceptiblemente.

Luego, te presenté a mis amigos y a mi familia. Todos te amaron. Eras fácil de amar, Sam. Tú creías que no pero te aseguro que lo eras.

Yo lo hice.

Aún lo hago.