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Las semanas pasaron y las descargas eléctricas cuando te tocaba se volvieron más frecuentes. No entendía qué me sucedía. ¿Por qué tenía esas ansias de verte todo el tiempo? ¿Por qué mi estómago hacía cosas raras cuando me mirabas? ¿Por qué mi corazón se aceleraba cuando estabas cerca?

Lena me dio una respuesta que me aterró.

—Estás enamorada él —soltó como si hablara del clima. No era una persona de mucho tacto.

—¿Qué? No, yo no...

—Oh, vamos, es obvio. Me sorprende que tardaras tanto en notarlo.

—Pero...

—Escucha —me dijo, tomándome de los hombros—. Está bien. Es normal.

No respondí, simplemente me quedé en silencio, incluso cuando tú llegaste.

¿Yo, enamorada de ti? Quiero decir, eras guapo, por supuesto, y me hacías reír todo el tiempo y... Bueno, creo que tenía sentido.

Pero en ese momento se sintió como un huracán destruyendo todo lo que tenía. No sabía qué hacer. Jamás me había enamorado antes.

¿Debía decirte? ¿Y si me rechazabas? ¿Y si no querías seguir siendo mi amigo? No podía arriesgarme a que eso sucediera. Así que no dije nada. Ni ese día, ni al siguiente, ni a la semana.

Metí mis sentimientos en una cajita, cerré el candado y tiré la llave lo más lejos que pude.

Memories of SamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora