IV

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Depende de a quién preguntes, obtendrás una opinión ampliamente divulgada sobre las populares "palabras mágicas" y cómo rigen silenciosa e insospechadamente sobre la voluntad de los incautos corderos poseedores de una conciencia producida en masa. O ese sería el caso en la vieja noche y no en este minuciosamente desarrollado panorama, llamado el mañana.

Las excusas son útiles cuando tratas con situaciones apremiantes en las que es necesario ocultar la hipocresía de tu ser y bien podría haber dado una, aunque razones dentro de lo justificado hay, pero es solo una la que importa ahora y es que no es beneficioso el actuar sin tener la seguridad de obtener algo a cambio que pueda compensar el riesgo que hay tras una aparente simple e inocente petición.

El silencio y la reflexión son bondadosos con los que actúan antes y aquello que le fue enseñado es que un comerciante es lo suficientemente capaz como para sobrevivir tras las murallas y caminar sobre la tierra ahora reinada por gritos y demonios.

—C-comerciante, p-pido refugio... Q-quiero ir a un lugar seguro, t-te pagaré... U-un trueque —dijo la niña.

Es difícil tratar de mantener la compostura si el escozor bajo la piel que te ha acompañado ya unos meses se incrementa ligeramente tras la previa agitación y ahora al intentar ser compresible con una infante que se atreve a vagar por el mundo libre te ves obligado a oír un pedido inusual. —Niña, ¿Qué pregunta estúpida es esa? ¿Un lugar seguro? Mira a tu alrededor, observa y analiza el mundo en el que estamos ¿Crees acaso que existe siquiera un lugar seguro? Dios, seres divinos, criaturas de fuera, todos ellos riéndose y disfrutando del cruel espectáculo al que estamos sometidos tirando de los hilos del destino y la suerte para mantenerlos entretenidos mientras nosotros nos ahogamos en sufrimiento y desgracia. Todos ellos allá... Y aquí estas criaturas de pesadillas, ver a tus seres amados levantarse y buscar incansablemente rasgar tu carne para saciar su sed mientras roen tus huesos. ¿Dónde hay lugar seguro en nuestra realidad? Esa ingenuidad rayando la estupidez te llevará inevitablemente a tu muerte... Y si acaso alguno de ellos se apiada de ti, cortará el hilo que te ata a este mundo para que puedas morir sin volver a levantarte —dijo el hombre mientras su vista divagaba buscando en su rango de visión todo menos a la niña que estaba frente a él.

Poco podía comprender de lo que acababa de oír, tal vez fue lo necesario o quizás fue todo lo contrario. Algo sí era seguro, no hubiera imaginado que su rostro podría hacer tales gestos y que había encontrado a alguien más que sabía de la existencia de Dios.

Unos lejanos gemidos y difusos gritos interrumpieron los vagos pensamientos de los congregados y en consecuencia al reaccionar del hombre frente a ella, la niña se vio obligada a actuar instintivamente. Sea cual sea la razón para este curioso comportamiento, los traumas que acarrea la solicitante no es de su incumbencia. Habiendo sido puestos en alerta, deciden en mutuo acuerdo de forma implícita que se le permitía acompañarlo momentáneamente en el errante andar de un comerciante de información.

Un viejo sueño (En proceso...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora