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Dejando ya atrás a la ruidosa masa creciente y su infructuosa búsqueda, es ahora el día quien se despide de sus cansados ojos y amenaza con hacer más pesada la carga que implica el frío que corroe sus huesos e invita al dolor a su compañía como una vieja amiga.

La noche cubre las calles con más que oscuridad, la sutil marcha de la fina cortina  permite la llegada de una helada niebla y  consigo la visibilidad de los depredadores nocturnos no es un factor a tomar en cuenta en la cacería nocturna. Aunque de no haber sido este el caso y la niebla no se hubiese asentado en la zona, no sería posible divisar el escondite que designaron nuestros viajeros para pasar la noche invernal del desierto costero.

Temerosa ante el siguiente movimiento que podría dar, oye cómo él se levanta sigilosamente y se dirige con pasos torpes hacia ella con una intención desconocida.

Tal vez uno de los consejos de su padre era útil, no estaba segura de si estaba ocultando adecuadamente el hecho de que estaba despierta y en alerta mientras sujetaba un puñal que mostraba signos de desgaste.

Sintió dos cosas a continuación, un ligero pero reconfortante peso sobre ella y una calidez capaz de calmar sus temores.

«Entonces sí es una exiliada —pensó él—. Pero si esa es la situación ¿Por qué echarían a una pequeña privándola de la seguridad de su comunidad? Y no es solo eso ¿En dónde están sus padres?... Más allá del porqué se encuentra sola, lo que sí sé es que está sola en el baldío de fuera y esa es la razón de su estado».

Había algo extraño, no sabía cómo expresarlo. Como mínimo no podía pensar en posibles alternativas y esto precisamente no lo calmaba frente a la incertidumbre que le causaba el no poder identificar el problema, aunque era mejor dejar de lado este asunto por el momento al tener algo más de lo que preocuparse.

«No debería importarme su historia y menos aún inmiscuirme en sus asuntos, después de todo lo único que importa es seguir avanzando al Este» sentenció en el vacío inalterable de su mente.

De entre las alguna vez populares "palabras mágicas", podía permitirse recibir de buena manera el agradecimiento en retribución a su ayuda. Tras pensar en esto se dijo a sí mismo que esta sería su última buena acción, tratando de apaciguar su conciencia sobre el karma que pesa sobre sí.

Un golpe suave a la suela bastará, ya es hora de irse.

Un viejo sueño (En proceso...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora