U N O

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Mi amiga me ayudaba con la mudanza, había viajado de Los Ángeles para México a vivir con ella, por situaciones complejas con mi familia, me habían echado de mi propia casa por problemas con mi padre, muchísima discusiones en la cual nos terminábamos a los empujones, sumando que mi madre simplemente obedecía a todo por el hecho de tener un problema de dependencia emocional. Sumisa a él en todo por miedo a perderlo.

No sé si realmente me afecto el hecho de la situación que llegó, pero si estaba consciente de que iba a pasar.

Desde que tengo memoria, nunca me lleve bien con mi padre, y hasta el día de hoy siempre me pregunto porque tanta desgracia a mí.

Pero para mi suerte, que más allá de la distancia, mi mejor amiga me dejo vivir en su casa. Con mis pocos ahorros pude pagar los pasajes para poder viajar cuanto antes posible.

Estaba bastante emocionada y ansiosa de estar en su casa. El hecho de empezar de cero en México me generaba felicidad dejar todo lo malo y ansiosa para conocer nuevas personas, ser mas independiente.

Parece un poco irreal lo que digo, o tal vez, poco empatica de expresar, pero la realidad yo suelto las cosas enseguida, cuanto más rápido es el proceso de irme donde me hace mal,  mejor.

Lo único que si es una mierda cuando la cabeza te juega en contra o mala pasada recordando algo de alguna persona o situación en la cual jurabas olvidar. Y en esos casos, soy una persona de la cual trato de hacer expresión a puertas cerradas, porque una sola lagrimas o gesto de angustia, es debilidad, y es lo que no me gusta demostrar. Me mantengo al margen de ser siempre fría y no demostrar nada,pero la suerte es que aprendí con el tiempo, que no me tiene que afectar lo me digan ni menos mis padres, entonces aprendí con la gente de mierda a mi alrededor, ser más mierda y crear una coraza en mi alma, porque el corazón es el doble de la cual no permito que nadie más me lo debilite. La última vez que permití eso, fue un amor muy dañino. Pero ¿qué más da? no quiero recordar. Ya llore, ya sufrí, ya lo arranque de mi ser.


-Bien, este es tu habitación. –Entro mi amiga abriendo la puerta como podía, por ayudarme con mis valijas y entre risas, entramos.


Su casa era una cabaña de dos pisos. Pero la realidad no era muy grande, sino algo intermedio. Tenía cuatro habitaciones, sumando cinco por el baño.

Mi habitación daba a la vista de la parte de atrás de la casa, la vista era hermoso, puro campo. A lo lejos se veían algunos animales que se alimentaban comiendo cesped y había personas que los cuidaban. Verde puro, arboles preciosos y pájaros al cantar. Aire puro y por supuesto, paz.


-Es hermoso. –Sonreí mirando a mi amiga y me acerque abrazarla. –No puedo estar más agradecida de que me hayas dejado vivir a tu casa, Rosita. Gracias, gracias. –No dejaba de sonreír.

-Me alegra mucho que estés contenta Nina. –Se separó de mí riendo. –Pero tengo que contarte algo. –Saco un suspiro y se sentó en la cama conmigo. –Mi padre me dijo que van a venir mis primos de Savannah.

-Pero, no hay problema, ósea...-Sin dejarme de terminar.

-Lo sé, pero digamos que... –Quedo en silencio pensando mirando hacia el suelo y suspiro mirándome. –Son algo... ¿especiales? –ambas reímos un poco. –No sé cómo describir a ellos, pero en fin, tu dormirás aquí, y yo atrás de esta habitación. ¿Okey?

-Sí, okey. –Sonreí asintiendo.


Estaba por preguntar pero unos golpes suaves en la puerta, llamo nuestra atención. Era el señor Nicholas, padre de Rosita. Sonreía mirándonos mientras entraba.

Love Me Like You Do  | Daryl Dixon | (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora