T R E S

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-Sí. –Tire por el aire el encendedor y volví a mi vista a la ventana. –Deberías golpear la puerta antes de entrar, ¿comprendes? –Lleve el cigarro a mis labios.

-Golpee, solo que tu no escuchaste. –Respondió.


No dije más nada, solo espere que me devuelva el encendedor y que se retire de mi habitación, pero no fue lo que sucedió.

Se apoyó frente de mí, en la pared cerca de la ventana y miraba al mismo lugar que yo, nada más, que yo estaba centrada mirando como la luz de la luna le hacía iluminar su perfil. Pero lo que más resaltaba en ese perfil, su brazo y se hacía notar su pectoral bien formado, que por un instante me hacía al punto de querer pasar la palma de mi mano encima de él, de querer sentir su perfume que por culpa de la brisa, en la cena, teniendo al lado mío, no pude sentirlo.

Veo como me mira, pero mi cuerpo no reacciona y tampoco yo quiero reaccionar. Veo que se acercó y chasqueo sus dedos en mi cara.


-¡Hey! –Reaccione y mire sus ojos, con cara de asco. –Sí que tienes un problema auditivo.

-Idiota, ¿Por qué no te vas? –Corrí mi pelo ya algo molesta y fumaba.

-Mira estúpida, vine aquí para hablar contigo. –Lo mire indignada por cómo me llamo. -Obligadamente, tengo que disculparme contigo por lo de hoy.

-Primero que nada, no soy estúpida. –Respondí, mientras me levantaba parándome en la cama. –Segundo, si te vas a disculpar por obligación pues te aviso que es en vano, por lo tanto no te disculpo en nada y tercero, vete de mi habitación, pedazo de estúpido. –Dije al final de la frase, en español.

-Créeme que entendí lo último que dijiste, eres la menos indicada para llamarme estúpido, ¿entendiste? –Me miro a los ojos fijamente. –Estúpida. –Susurro mirando mis labios unos segundos y luego miro mis ojos nuevamente. Estaba por responder, pero me gano. –Gracias por el encendedor. –Se lo guardo en su bolsillo de su camisa y se fue dejándome con la palabra en la boca.

Uy dios. Lo que me espera soportar.


~*~


La luz del sol entraba por mi ventana, golpeaba en mi cara, me queje un poco porque quería seguir durmiendo.

Levanto un poco mi vista y veo el reloj, eran las ochos de la mañana.

Ya despierta, iba ser imposible volver a dormir, entonces me levante de mi cama. Me acerque a mi placar y buscaba algo decente para luego bajar, desayunar y salir a buscar trabajo.

Decidí por ponerme una minifalda de jeans, me estaba quedando un poco ajustado pero no me desagradaba, era un celeste. Y arriba, una blusa suelta y era un poco corta, lo cual hacia ver a penas mi ombligo. Y en lo pies, decidí por unos borcegos.

Luego de lavarme la cara y cepillar mis dientes, me puse algo de máscaras de pestañas, las arquee y luego en los labios use un labial mate de color rojo. En mi cabello recogí un poco, haciendo un rodete y dejando mechones desprolijos caer. Algo de perfume –exageradamente mucho– y desodorante.

Luego de todo eso, baje con un bolso en mi hombro. Levante la vista apenas pise el último escalón. Me acerque a la cocina y vi a Rosita preparando el desayuno y Daryl sentado en una de las sillas del comedor limpiando su ballesta, quien me miro de arriba abajo.


-Buen día. –Dije y me acerque a Rosita sonriendo.

-Buen día, Nina. –Respondió y esperaba el saludo de Daryl, pero decidí mejor ignorar. -¿Dónde tan arreglada? –Sonrió.

Love Me Like You Do  | Daryl Dixon | (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora