O N C E

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Llegamos a nuestro destino, entramos con al bar, mientras dejamos sola a Rosita con su chico. Con Daryl nos fuimos a otra mesa y ninguno hablaba, solo escuchábamos la música del ambiente y gente que hablaban y se reían, mientras nosotros solamente estábamos en silencio.


-Buenas noches, les ofrezco el menú para que puedan elegir. –Expreso un chico, de unos veintiséis años.

-Gracias. –Sonreí y leía las bebidas, mientras Daryl prendía un cigarro al lado mío. Yo no me decidía por cual trago elegir, pero tampoco quería tomar con el estómago vacío, y opte por pedir una pizza, y bebida, una margarita. Sí, es rara la combinación pero estaba con lo justo de pagar, no sé porque no traje más dinero.


No pretendía tomar tanto ni emborracharme, era simular una salida de chicas para que Nicholas no sospeche nada, que tampoco me gusta mentirle, sobre todo a él, que me ofreció junto a Rosa vivir.


-¿Qué vas a pedir? –Escuche la voz del bendito Dixon. Extrañaba que me hable en el tono suave. ¿Por qué mierda no es así? ¿Por qué se tuvo que comportar como un idiota para luego no hablarle por días?


-Pizza y una margarita. –Respondí seca, sin mirarlo.


Escuche como chisto con su lengua, e imagino alguna mueca como de asqueado por mis gustos.


-¿Segura? ¿Por qué no te pides una cerveza? –Pregunto con su voz ronca.

-Porque no me gusta la cerveza.

-Eres rara.


Simplemente no le respondí, deje sus palabras al aire ignorando.

Apareció el mozo, anoto nuestros pedidos. Daryl se había pedido una cerveza y la comida lo mismo, pizza.

Rosita por su parte, lejos de nosotros que apenas se podía ver desde nuestra mesa, que estaba disfrutando. Sonreía y se reía con el muchacho misterioso que ni siquiera se su nombre, pero en fin. Ella estaba disfrutando y me ponía feliz.

Decidí buscar en mi bolso cigarros, pero lo olvide en la cabaña. Maldecí mentalmente y no me animaba pedirle a Daryl, pero las ganas y la ansiedad de ese vicioso cigarro, me podía más.


-¿Me convidas un cigarro? –Pregunte mirando al fin sus ojos, lo cual me mira fijamente.


Me ponía los pelos en punta cuando hacia eso, y podría jurar que ya me rendía con esos ojitos hermosos que tenía que hacia convencerme de tirarme encima y besarlo, porque, por más que no éramos nada más que sexo, lo extrañaba y mucho.

Daryl, solamente me miraba, sin pestañear, con una pequeña sonrisa de costado, era tan mínima que no lo disfrute porque bajo la vista, sacando la caja del cigarro para luego ofrecerme. Saque uno, mientras él se acercó más con el encendedor en la mano.

Acerque un poco para que encienda mi cigarro y mire sus ojos, por dios, que hermosos ojos, que me tenía completamente cautivada, era tan adictivo que lo odiaba porque me tenía pensando las veinticuatros horas al día.


-Gracias.

-De nada. –Respondió casi en susurro y se alejó un poco, acomodándose en su asiento, pero más cerca de mí, dejando su brazo por encima de mi respaldo.

Love Me Like You Do  | Daryl Dixon | (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora