Jungkook estaba con su mano firme contra la puerta. No quería soltarla, no quería dejar pasar a la persona que estaba al frente suyo. No quería nada de eso. No ahora.
Por favor.
Seokjin lo miraba atento, esperando que le diera la bienvenida, al menos con un abrazo después de tanto tiempo, pero luego de que Jungkook mirara las maletas, quería hacer muchas cosas; sin embargo, ninguna de ellas se relacionaba con un abrazo.
— ¿Quién era, Koo? —preguntó Jimin, caminando hacia la entrada, sin esperar encontrarse con su hermano, después de tantos meses sin tenerlo cerca—. ¡HYUNG!
El omega pasó por el lado del humano y corrió hacia los brazos del mayor, para darle un abrazo apretado, con pequeñas lágrimas saliendo de sus ojos. Era una sorpresa cálida para todos, menos para Jungkook, quien miraba al par con la mandíbula tensa y sus ojos cristalizandose poco a poco.
— ¿Qué haces aquí?
— Vengo por tí. —respondió, señalando sus maletas—. Con permiso.
Seokjin entró con una leve reverencia, mientras se quitaba los zapatos. Jimin lo llevó hasta la sala de estar, a la par que el azabache mordía su labio con fuerza, pudo incluso hasta sentir como le daban pequeños calambres en su mandíbula por la gran cantidad fuerza que aplicaba.
— ¿Vienes por mí? N-no entiendo...
— Jimin, encontré un lugar increíble en el sur. Tenemos una casa allá, alejados de todos, e incluso... Hay más personas como nosotros. —dijo con entusiasmo, viendo como su hermano menor sentía sus ojos iluminarse.
— ¿MÁS COMO NOSOTROS?
— Muchos más, Minnie. Todo este tiempo estuve asegurándome de encontrar el lugar perfecto para tí, y para mí. Es libre de peligros, e incluso... Muchos de ellos están en su forma animal. —Seokjin sonrió en grande, mientras que al fondo se escuchaba como se cerraba la puerta principal. Era Jungkook, caminando hacia ellos.
— Más como tú y yo...
— Exacto, Minnie. No pude contestar debido a la falta de cobertura que existe allá, pero vale la pena. Todo es hermoso.
— Dijiste semanas. —espetó el humano, con la mirada fija en él—. Seokjin, dijiste semanas. Semanas.
— Mis trámites se resolvieron antes, Jungkook. Es mejor ahora, ¿No? Minnie, empaca tus cosas. Nos vamos hoy, abajo está el chofer esperándonos.
Jimin miró a Jungkook en el momento exacto que escuchó lo que su hermano había dicho. Ninguno de los dos estaba preparado para decir adiós, y es que nadie se lo esperaba. Jeon pensaba que el día de hoy sería distinto, con besos, caricias, confesiones y regalos, pero terminará en nada más y nada menos con una despedida.
— ¿Minnie? ¿Nos vamos? —preguntó para asegurarse, pero Jimin seguía mirando a Jungkook sin decir una palabra—. ¿Minnie?
— Y-Yo... No lo sé... No lo sé.
— Minnie. —murmuró Jungkook, dando un paso hacia él—. ¿Recuerdas cuando pedías tener más gente de tu especie? ¿Cuando decías que no encajabas? Ahora hay mucha más gente como tú en el sur... Es tu momento, Minnie...
— N-No quiero abandonarte, Koo. —sollozó, sintiendo su labio inferior temblar por completo. Se estaba rompiendo al frente de él.
— Oye, no digas eso. —dijo con naturalidad, como si nada le estuviera rompiendo por dentro. Jeon acarició su mejilla, y continuó—. Tengo a Pomie y Cinnamon. —rió sin ganas, para luego soltar un suspiro—. Es tu momento de no sentirte inusual, de no sentirte diferente. Tu felicidad va primero que todo, Minnie. Iré por tus cosas, ¿Si?
Jungkook se retiró de la sala de estar, mientras que Jimin miraba su espalda desaparecer entre el pasillo.
— Allá hay gente que te conoce, Jimin. Preguntaron mucho por tí.
El omega tragó duro y asintió, volviendo hacia donde estaba su hermano. Había un silencio, pero no de esos incómodos, sino más bien dolorosos. Al rato después, Jungkook aparece con un bolso negro cargando en su hombro. Su mirada había cambiado, y es que en sus ojos se reflejaban las lágrimas que había derramado hace tan solo unos segundos en la habitación.
— Aquí está todo.
— Bien. ¿Vamos, Minnie? —Seokjin se pone de pie sosteniendo el bolso negro, y Jungkook lo mira hasta que abre la puerta principal.
— Al menos deja despedirme de él. Tienes esa manía de irte sin despedirte, Seokjin. —espetó Jungkook molesto, refiriéndose a la primera vez—. ¿Cachorro?
Jimin lo mira con ojos rojos y cristalinos, mientras caminaba hacia él.
—Oye, no...
— K-koo...
— Allá serás feliz. —dijo, tomando sus manos—. Serás un lobo libre. Nada de ocultar tus orejitas de ahora en adelante —Jungkook rió, pero no pudo evitar soltar una lágrima en el momento que vió a Jimin llorar al frente suyo—. Ven aquí.
Se abrazaron, sintiendo el corazón del otro palpitar contra sus cuerpos. Pequeños sollozos llenaban el espacio que quedaba en el departamento. Nadie los había preparado para este momento. Ni incluso las pesadillas de Jungkook.
— Prometo ir a verte. —murmuró, separándose de él—. Gracias por aparecer en mi vida, Minnie. Cambiaste todo y de la mejor forma. Mi vida ya no era aburrida contigo en ella.
— Koo... Te extrañaré mucho. —suspiró, limpiando sus lágrimas con la palma de sus manos—. A Pomie y Cinnamon también...
— Podemos tener videollamadas todos los días. —sonrió—. Y puedes v-venir y yo puedo ir también. ¿De acuerdo? —Jimin asintió con su labio tembloroso y lo abrazó una última vez—. Te quiero mucho.
Jungkook quedó inmovil, jamás esperó a que él lo dijera primero. Sus lágrimas se quedaron intactas, y era porque no quería llorar al frente del omega. Su corazón jamás quemó tanto como ahora.
— Y yo te quiero a tí. —susurró, separando su cuerpo del suyo—. Ten... —Jeon se quitó el anillo de gato que él le había obsequiado y lo deslizó en su dedo anular—. Ahora es tuyo. Para que siempre te acuerdes de mí.
— S-Siempre lo haré.
— Cuídalo, por favor. —dijo, mirando al mayor.
Jimin miró su anillo un buen momento, y decidió salir por la puerta para acompañar a su hermano.
Era hora.
— Adiós, Jungkook.
— Adiós. —Su frialdad era notoria, y no quería ocultarla.
— Adiós, Koo...
— Adiós, Minnie. —murmuró, observando como el par desaparecía por las escaleras del edificio.
Jeon cerró la puerta con cuidado, y metió las manos en su bolsillo. Sintió como una de sus manos tocó la llave que le regalaría a Jimin y tragó duro. Con toda la ira y tristeza que sentía, lanzó la llave lejos por el pasillo y se sentó en el sofá de su casa, sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas. Él prefirió la felicidad del omega, antes que la suya.
Era la persona correcta, pero el momento el incorrecto.
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(un)usual - km au.
FanfictionJungkook era un estudiante cuya vida se basaba en la universidad, amigos, y su trabajo de medio tiempo. ¿Qué pasará cuando a su puerta llegue un chico diciendo que es un omega? - ¿Ustedes los humanos también saben anudar? - Anu... Anud... ¿Qué? • h...