Descuento en artículos navideños
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Ese es el enorme letrero que me recibe al entrar al almacén a quince minutos del complejo. En realidad, es el mismo letrero pegado en casi todas las esquinas del lugar. Las personas llevan sus carritos repletos de decoración navideña y aún así los estantes no están vacíos. Más bien, vuelven a ser llenados a tope por los empleados que regresan con bolsas para rellenar las cajas. Me pregunto cuánto de todo eso tienen en la bodega.
No sé exactamente qué voy a comprar aquí, pero aquí estoy, y ya tengo un pino recién comprado en la camioneta esperando por ser vestido y colocado en algún lugar del apartamento. Le escribí un mensaje a Nick preguntándole si le molestaba que decorara el lugar y su respuesta fue un inmediato no, así que, bueno, en eso estoy. Y mentiría si dijera que no lo hago por Morgan.
Yo no odio la navidad. De hecho, me gusta mucho diciembre y festejarlo con mi madre. Pero reconozco que si no fuera por Morgan, no habría siquiera puesto reparo alguno en la falta de decoración del apartamento. Tampoco creo que Nick lo odie, simplemente no es algo que le preocupe demasiado. Especialmente ahora que tiene tanto qué resolver en su cabeza.
Media hora después, tengo mi carrito lleno de esferas, muérdago, medias para poner en las puertas, luces y la estrella del árbol. Del área de ropa, he tomado una bufanda, un par de medias y un chándal para dormir con bastones dulces. Sería algo que mi madre me regalaría si estuviera aquí. Tengo muchos de estos, incluso uno que mi madre me regaló la navidad pasada con fotos nuestras. De haber podido, no lo habría aceptado, pero es bastante cómodo si nos ponemos objetivos.
Y si lo he usado una o dos veces en todo este tiempo, es decir, verdaderamente, mucho.
Ya en la caja, la mujer se encarga de facturarlo todo, y cuando está en sus respectivas bolsas, meto todo en el asiento de atrás y me meto en el auto, no sin antes asegurarme de que el árbol sigue en su lugar. He tenido que conducir cuarentena minutos, ida y vuelta, para llegar a un vivero de pinos y conseguir este que llevo ahora. Nunca he sido fanático de los árboles navideños, pero siempre supe que si en algún momento estaba en mis manos comprar uno, por nada del mundo sería artificial. Son espantosos.
Demasiado tiesos. Demasiado toscos.
Mi madre sólo compraba de esos en el almacén, nunca conseguí que fuéramos por un pino de verdad. Ahora estoy ansioso de prepararlo y enviarle una foto para convencerla de comprar uno en casa. De seguro consigo que lo cambie. El olor es estupendo.
Aunque no tan estupendo como el olor que me da de golpe contra la cara cuando abro la puerta. Desinfectante, cloro y aroma a difusor. ¿Difusor? No tenemos un difusor en el apartamento.
—¿Eres tú, cielo?
No consigo moverme después de cerrar la puerta. Escucho el repiqueo de pasos viniendo hacia mí.
—¿Mamá? —Finalmente se asoma a la sala. Lleva un delantal amarillo de plástico, guantes del mismo color y un pañuelo en la cabeza para el cabello. Parece toda una sirvienta vestida así— ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?
—¿Tengo cara de saber mañas para forzar una cerradura, mi niño? —Me toma el rostro en cuanto se quita los guantes y me besa en la mejilla—. Le pedí la llave a Vinnie. Quería darte una sorpresa ya que llevas aquí dos semanas y no me has invitado.
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Olvidé Olvidarte [URN I]
RomanceCuando Bruno se muda al apartamento de su mejor amigo Nick, no esperaba hacerlo en plena crisis de noviazgo. Nick ha roto con Morgan, la chica de la que Bruno lleva enamorado hace más de dos años, así que no espera hacer amistad con Morgan gracias a...