Epílogo

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Un año más tarde…

 
—Fue desocupado hace unos tres días. Los antiguos inquilinos hicieron daño en las cerraduras, pero ya está todo resuelto. El lugar es seguro.

El señor fundado en traje cruza sus brazos detrás de la espalda. Yo miro a Bruno y Bruno me mira a mí y hace una mueca, como esperando a que sea yo quien dé el visto bueno.

Creo que el señor se da cuenta de ello.

—¿Necesitan un momento a solas?

—Eso sería estupendo —le digo, sonriendo. El señor asiente y comienza a irse.

—Estaré en el pasillo.

Me imaginaba Boston un poco diferente. Nunca salí de Hastings, excepto cuando iba con mi padre a ver los partidos de hockey en los estadios y debíamos viajar horas en auto hasta la ciudad donde se daría.

Bruno ha sido fichado por los Bruins luego de la pelea que dio en el partido contra Pittsburg y ahora estamos en busca de un apartamento temporal mientras espera a ganar más dinero e invertir en una casa y mientras nos acoplamos al lugar. Debíamos mudarnos hace días, pero no habíamos podido.

Yo le he aconsejado un apartamento, es más seguro para alguien como él, pero Bruno quiere una casita hogareña. No una mansión, si no una casa familiar. Un poco moderna, pero sin gastar demasiado dinero. Sólo un lugar donde podamos formar una nueva vida, y a mí me gusta.

Quien sabe, tal vez dar el siguiente paso.

En Hastings hemos vivido en mi apartamento. Su madre al final regresó a su vieja casa y alquiló el apartamento del Palace, como era de esperar. Bruno no se mudó conmigo si no hasta un mes después de formalizar, aunque estoy segura de que ambos queríamos que sucediera antes. Mientras dormía conmigo, Nick y Rosie compartían el apartamento, así que Bruno ya no quería sentirse un tercero por la casa y simplemente, sucedió. Apareció junto a mi puerta con sus cosas.

Hemos vivido juntos desde entonces. Y ahora estamos en Boston, buscando un nuevo sitio.

—¿Qué opinas? ¿Te gusta?

—¿Te gusta a ti? —le pregunto, porque su opinión es la más importante.

—No está mal. La vista es increíble. —Se deja caer contra un muro, cruza los brazos y me mira—. ¿Estás segura de mudarte a Boston?

El contrato con los Bruins supuso una conversación para nosotros. Entre Hastings y Boston hay doce horas de distancia. Bruno es deportista y su incorporación al equipo ha dado de qué hablar. Tiene toda la atención en él. Sé lo que sigue después. Yo sigo con mis clases de danza en Hastings y un abismo se abre de apoco entre los dos. Me niego a que eso suceda. Y me niego a que sea Bruno quien renuncie a algo que puede ser maravilloso.

Le dije que buscaría un estudio en Boston y daría mis clases de danza aérea aquí mientras inicio con la carrera. Me he decidido a entrar a la universidad también y él ha apoyado la idea. Ha apoyado mi nueva fase y eso es suficiente. Ninguno de los dos renuncia a su estilo de vida y ambos, al mismo tiempo, empezamos una nueva. Cada uno por su lado, pero juntos, de la mano.

—Estoy segura de que no quiero estar en Hastings sin ti.

—No es lo mismo, Morgan.

Una sonrisa tira de mis labios y me acerco lentamente a él. Tomo su rostro, manteniendo el contacto visual.

—Que sí quiero —contesto—. Abriré un estudio, iré a la universidad, estaré ocupada mientras vas de aquí para allá con el equipo y por fin podré hacer algo útil con tanto dinero. Esto será bueno.

Olvidé Olvidarte [URN I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora