Capítulo 1 | Bruno

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En cuanto mis nudillos entran en contacto con la fina madera de mi nuevo apartamento, recuerdo a mi madre arrodillada en media calle frente a mi auto suplicándome  porque no me fuera.

A ver, dicho así, suena como si yo fuera el peor hijo del mundo y deja a mi madre como una madre dramática que, vaya que lo es, pero todo tiene una explicación. Siempre hemos sido ella y yo, sólo nosotros dos para todo. Es normal que tenga miedo de perderme. Es normal que tenga miedo de que me vaya a vivir lejos porque nunca hemos estado tanto tiempo sin el otro, pero ¿atravesarse entre mi camino y mi auto? Vivimos en un barrio humilde, una residencia sencilla, a pesar de que mi madre es asquerosamente rica gracias a sus cadenas de salones de belleza, desde que tengo uso de razón, y por más que la gente del barrio me conozca, no pude evitar sentir pena de la escena que estaban viendo.

Cualquiera pensaría que estaba haciendo algo mucho más espantoso que sólo irme de casa de mi madre. Amo con todo mi ser a esa mujer, pero algún día va a terminar volviéndome loco.

—Creí que no llegarías nunca, hermano.

Nicholas me recibe con un enorme abrazo en cuanto abre la puerta.

Lo conozco desde que entré al equipo hockey de la zona. Su padre, el gran Vinicius Monroe, conocido especialmente como Vinnie, es uno de los entrenadores y gran anfitrión del club, así que él lleva disparando discos desde hace un buen par de años a diferencia de mí, que aunque ya lo hacía por el pueblo con mis amigos, no fue hasta los quince que decidí incluirme al equipo.

Han pasado nueve años desde entonces.

—Si te contara. —Nick cierra la puerta—. Mamá se tiró a la calle para evitar que me fuera, ¿puedes creerlo? Ha de estar llorando todavía.

Se lleva la mano al pecho y hace una mueca. Nick conoce a mi madre, de hecho, nuestros padres son muy buenos amigos y la madre de Nick es clienta frecuente en el salón de mi madre por esta zona, así que podría entender, perfectamente, que sienta compasión por el comportamiento de Malia.

—Hombre, tu madre se merece el cielo.

—Ya lo creo. —Le doy una miradita al lugar. Es la primera vez que estoy aquí. Nick se fue de la mansión de sus padres hace tan sólo un mes, una cosa llevó a la otra y en un entrenamiento me habló de su ruptura reciente con Morgan, y yo de cuánto quería irme del barrio pobretón en el que llevaba toda la vida. Y aquí estamos—. Menudo lugarcito.

—Qué va, es la propiedad más humilde que verás de mi padre.

Me río.

—De eso no tengo duda. —Y aún así, el lugar es increíble—. ¿Cuál es mi habitación?

Nick señala el pasillo y dice:

—Del fondo a la derecha, la del final del pasillo es la mía. Y la puerta de enfrente a tu habitación es el baño —Se desaparece,  pero luego escucho su voz mientras camino por el lugar siguiendo sus indicaciones—. ¿Quieres una cerveza?

—No deberíamos tomar antes del entrenamiento.

Nick chasquea la lengua. —Venga, sólo es una.

—Bien.

Entrenamos tanto como se puede. Aunque es diciembre y usualmente por estos tiempos la marea suele estar sumamente tranquila, Vinnie y los entrenadores no permiten que nuestro cuerpo se enfríe y, honestamente, a mí me parece bien. Ya se han previsto partidos amistosos para el próximo año y un campeonato al que sí o sí debemos ganar. Soy completamente feliz en el equipo en el que estoy, pero vamos, puedo dar mucho más que eso.

Si se me permitiera, podría estar en un equipo de liga, y eso es precisamente lo que quiero.

Dejo mis maletas al lado de la cama y el bolso sobre el colchón antes de sentarme. Es mucho más acogedora que la mía en casa de mi madre, tengo que admitirlo. A ver, mi madre nunca fue millonaria, ¿saben?. Todo cayó de la nada cuando un familiar falleció e incluyó a mamá de último momento en su testamento. Eso, y que mi madre amplió su trabajo construyendo un salón por esta zona ricachona de Hastings y otro más en el barrio pobretón en el que nací y crecí. De manera que tiene tres exitosos salones de belleza en este momento.

Olvidé Olvidarte [URN I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora