Capítulo 11 | Bruno

103 16 8
                                    

En cuanto Morgan sale de la cocina, me preparo mentalmente para lo que viene. Nick y yo nunca hemos tenido una discusión de verdad, así que es totalmente inesperado lo que sea que esté a punto de pasar.

—Nick…

—Estoy intentando hacerme el idiota, pero eso no va conmigo. —Se apoya en la isleta, mirándome—. ¿Es mi idea o entre Morgan y tú hay algo?

Sacudo la cabeza, porque, honestamente, ni siquiera sé qué decir. ¿Sí? ¿No? ¿Puede ser? Responder un “No lo sé” no parece una buena respuesta en este momento.

—¿Cuándo pasó? —concluye cuando no soy capaz de responder.

—Nos hemos acercado mucho. Es todo.

—¿Qué tanto, Bruno? —Tiene los labios apretado, fruncidos con disgusto—. Porque estoy seguro de que si no hubiera dicho nada, habría podido alcanzar a ver cómo besabas a mi exnovia.

De acuerdo, eso me hace sentir como una mierda.

Mi mano vuela a mi cabello y lo despeino más de lo que está. Embarrando el resto de la mayonesa que está pringada por aquí y por allá en los cabellos cerca de mi frente y mis dedos pegajosos. Cuando consigo aclarar mis ideas y conseguir una postura que me haga parece menos a alguien que es culpable, digo:

—¿Cómo estás? ¿Estás mejor?

Nick suelta una risa sin humor.

—Tienes que estar de broma.

—Acabas de salir del hospital con una herida en la cabeza, quiero saber cómo estás.

Nick me mira con desconfianza. Dios sabe que eso no me gusta nada. No quiero que tenga una idea sobre mí que no es verdad. Pero también sé que si no quiero eso, será mejor que comience a abrir la boca.

—Estoy —responde, alejándose de la isleta para recostarse a la encimera de brazos cruzados—. Es lo que importa, ¿no?

—No. No es lo único que importa, no a mí —aclaro. Al menos necesita saber que a mí me importa que no sólo esté por estar. Quiero que esté en todos los sentidos, no sólo físicamente—. ¿No deberías estar en la mansión, de todos modos?

—Papá está abajo, esperando —dice, cada palabra pronunciada con peso y disgusto—. He venido por mi laptop, el cargador y esas cosas. Me voy a quedar con ellos hasta que esta estúpida venda haga lo suyo. —Me señala con el mentón—. ¿Ya me lo dirás?

Eso me saca un suspiro pesado. Podría ser el suspiro más cansino que haya salido de mí alguna vez. Esto está siendo complicado, pero no esperaba menos.

No estaba en mis planes que algún día este momento llegara, pero vaya que una o dos veces pensé en cómo sería sincerarme con mi mejor amigo. Y en esas veces nunca fue fácil, honestamente.

—Mira. —Me siento en el taburete de la isleta—. Morgan y yo nos hemos acercado por ti. Fuimos nosotros quienes te encontramos en el arroyo con la herida en la cabeza, ¿te lo dijeron?

—Podemos ahorrarnos las excusas e ir al punto. Somos colegas, ¿no? —Eso no suena demasiado a un intento de paz y conversación civilizada. Suena más bien a una ironía, pero lo tomo—. Si tienes algo con Morgan lo mínimo que espero de ti es que me lo digas.

Siento la presión sobre mis hombros.

¿Qué debería decir? ¿La verdad? ¿Pero cuál verdad? ¿La verdad de hace unos minutos o la verdad de hace cuatro años atrás? Independientemente, de que Nick tenga un pie en un nuevo comienzo junto a Rosie, soy consciente de que tiene todo el derecho a enfadarse conmigo por algo como esto. Que si bien no supondría el fin de muestra amistad, si sería un cambio drástico de confianza en ella.

Olvidé Olvidarte [URN I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora