Nick está aquí.
Su perfume me ha dado directamente contra la cara en cuanto he abierto la puerta del apartamento, y al cerrar, el olor es todavía más fuerte. Suspiro, porque es casi imposible no hacerlo. No debería estar aquí, debería estar en reposo, en la mansión. Lo que significa que, si ha venido, es para concluir la conversación que no tuvo lugar antier.
Camino con lentitud hasta la cocina donde escucho movimientos; la puerta de la refri, el tintineo de una chapa, agua de la llave. Cuando finalmente me asomo, miro a Nick de espaldas a mí. Luce demasiado bien para alguien que estaba inconsciente en un arroyo, congelándose.
—No sabía que vendrías —le digo, acercándome a la nevera para sacar una cerveza también—. ¿Estás mejor?
Me sorprende que luzca tan tranquilo cuando se gira a mirarme antes de girarse por completo y hacer una mueca con la boca.
—Me duele la cabeza de vez en cuando. —Le da un trago a la cerveza—. Sólo quiero quitarme esta estúpida venda.
Me río. Por un segundo la retengo, creyendo que quizás no estamos en condiciones de compartir una situación como esa, pero cuando Nick levanta una de las comisuras de su boca, termino por reír del todo mientras me bebo mi cerveza a sorbos, del mismo modo en que lo hace él.
Bebemos en silencio. Él recostado a la pileta y yo todavía en el umbral. No estoy seguro de si debería hablar primero. Ni siquiera estoy seguro de que haya sido esa la razón del porqué está aquí, incluso siendo demasiado evidente. La verdad es que no sé cómo tratar la situación. Nick y yo nunca hemos discutido, tampoco nos hemos enojado lo suficiente para estar en un ambiente tan tenso como este. Las únicas veces que nos insultamos y discutimos, es en los entrenamientos, pero eso ni siquiera se acerca a la tensión que había el día que nos encontró a Morgan y a mí en la cocina, y que todavía hay, mínimamente, hoy.
Finalmente, cuando deja la botella vacía en la isleta, se apoya en ella y me mira. Sé que todo puede suceder.
—¿La quieres?
Sé la respuesta a eso, pero no puedo evitar que su franqueza me tome con la guardia baja. No era eso lo que esperaba escuchar.
—Nick…
—Te pregunté si la quieres. —Me está traspasando con sus ojos ahora mismo—. ¿La quieres, Bruno?
Asiento, seguro. Por supuesto que lo hago. Durante los tres años que intenté ignorarla, sabía que estaba profundamente atraído por ella. Y en las últimas semanas, el tiempo que hemos compartido ha sido suficiente para quererla.
Sé que con el tiempo también voy a amarla.
—La he querido desde siempre.
Sus labios se curvan en una mueca que pretende ser una sonrisa. No estoy seguro de lo que eso significa. No sé si quiere golpearme por lo que he respondido o, por el contrario, mi respuesta le ha dejado satisfecho. La duda queda en el aire unos segundos, hasta que finalmente asiente con aprobación, aunque con un extraño gesto pensativo que no me da la libertad de sentirme bien con esto.
—Estuviste durante toda mi relación con Rosie cuando nadie más nos apoyaba —razona, con la vista puesta en el mueble de enfrente. Luce ensimismado ahora—. Te has quedado a mi lado con el regreso de ella. Me salvaste de un puto arroyo. —Eso último nos hace reír—. ¿Qué clase de amigo sería si la única vez que necesitas algo de mí, simplemente no te lo doy?
Nick finalmente me mira. No luce como si todo esto fuese absolutamente cualquier cosa, porque incluso yo sé que no lo es. Sin embargo, ya no está la dureza con la que hablaba ayer, ni en su voz ni en su rostro.
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Olvidé Olvidarte [URN I]
RomansaCuando Bruno se muda al apartamento de su mejor amigo Nick, no esperaba hacerlo en plena crisis de noviazgo. Nick ha roto con Morgan, la chica de la que Bruno lleva enamorado hace más de dos años, así que no espera hacer amistad con Morgan gracias a...