Capítulo 13 | Bruno

115 14 4
                                    

El apartamento de Morgan es una pasada.

Para cuando estamos entrando por la enorme puerta de su complejo, Hastings está completamente de noche y cubierto de nieve. Salir de nuestros autos y caminar hasta aquí no nos evita el frío sin importar que vayamos abrigados y sean sólo unos cuantos minutos expuestos. Aunque la idea de entrar en calor pronto nunca me había parecido tan buena.

Mientras venía en mi Jeep, detrás de su BMW, me sentía en una nube. Estoy a punto de follar con Morgan Howell, no necesito explicar mucho más para que los demás comprendan lo que eso significa. Me siento el tipo más afortunado en este momento.

—Creí que sería diferente —reconozco, quitándome los zapatos para quedar en medias, al mismo tiempo que ella se quita la bufanda y sus botas.

No puedo dejar de mirarla. Estoy tan nervioso ahora, a pesar de lo que acaba de pasar, que temo arruinarlo. Sé que estuve un poco torpe en el auto. Quiero cumplir sus expectativas ahora que estamos en un lugar más acogedor, pero definitivamente mirarla ahora sin tener que ocultar cuánto me gusta, se siente demasiado liberador.

—¿Diferente cómo?

Se está atando el cabello. Su cuello es tan atractivo que muero por besar toda su extensión.

—Más navideño.

Está decorado, pero no como lo había imaginado. Morgan mira a su alrededor y curva sus labios hacia abajo, en una sonrisa muy tierna.

—No paso aquí mucho tiempo. —Prende la enorme pantalla y deja el volumen en quince; ni bajo ni alto. Mi madre también hace lo mismo sin importar que nadie lo vaya a ver—. Siempre estoy en casa de mi madre en cuanto a estar en casa se refiere, así que…

Asiento, porque es evidente que no va a terminar esa frase. Eventualmente, nos quedamos en silencio. Ella sonriendo, al mismo tiempo que se muerde el labio.  Yo, por mi parte, estoy recostado a uno de los muros de su apartamento, mirándola, intentando controlar mis impulsos, procesando el hecho de que tuve mis manos y mi boca por su cuerpo hace sólo unos minutos, y quiero que eso vuelva a suceder.

—¿Quieres algo de beber? —interrumpe el silencio, avanzando lentamente hacia la cocina—. Tengo vino, sidra…

—En realidad, no —miento.

Lo cierto es que quisiera un gran trago de agua, pero es evidente que ni ella ni yo queremos prolongar más lo mucho deseamos arrancarnos la ropa ahora mismo.

Morgan suspira exageradamente, dejando caer sus hombros con fingido alivio. O eso creo.

—¡Gracias a Dios! Porque en serio quiero pasar de una vez a la siguiente fase.

Eso me hace reír. Reír de verdad sin necesidad de callarme esta vez. Sin embargo, igual que en la exposición, vuelvo a ser interrumpido por Morgan, aunque esta vez por sus labios que aplastan los míos con urgencia. Se siente jodidamente bien que los dos estemos en la misma página; con tanto deseo acumulado de por medio que no nos da miedo sacarlo a relucir.

Todo el camino a su habitación es una prenda cada dos o tres pasos. Su falda, mi pantalón, su blusa, mi abrigo. Cuando estamos en la cama sólo nos queda la ropa interior y a pesar de todo el deseo, a ninguno le urge demasiado que eso desaparezca. Quizás porque hacerlo significa acabar demasiado pronto. No quiero eso para ninguno.

Quiero el sexo del bueno que Morgan me ofreció en su auto.

Quiero hacerla sentir tan bien que no pueda pensar en otra cosa.

—Dime si hay algo que quieres que haga —murmuro, besando su cuello antes de besar sus pechos—. Quiero que sea bueno para ambos.

Es sensible en esa zona, puedo sentirlo. Su vientre se hunde dejando afuera sus costillas y su espalda se arquea. Es realmente alucinante ver que puedo provocarle todo eso y mucho más. Quiero saber todos sus puntos débiles.

Olvidé Olvidarte [URN I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora