Capítulo 3 "Mundial de Quidditch"

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El camino era agotador y decepcionante al encontrar que nos paramos enfrente de una sucia y antigua bota. Pero en mi defensa yo no fui la única que pensó eso, solo que yo no lo dije en voz alta.

-¿Caminamos todo eso para ver una vieja y fea bota?- Katherine me miraba con desesperación para que dijera algo o le explicará que hacíamos ahí antes de que ella explotara. Suspiré con frustración pues ni yo sabía nuestro motivo para que todos estuviésemos alrededor de un zapato con estilo de vagabundo.

-Katherine creo que el Sr. Weasley debe de tener alguna razón para traernos hasta aquí, así que agradece y solo espera a que te explique-. Con Katherine siempre era así. Le tienes que hablar directo y con autoridad si quieres que en realidad te escuche y sobre todo que siga tus indicaciones. Ella solo se mostró indignada pero ni una sola palabra salió de su boca.

-Gracias América, y sí la tengo, todos agárrense de la bota.

-No gracias- Contestó mi queridísima hermana asqueada con solo mirar aquel objeto.

-Tranquila Katherine solo es un traslador, lo necesitamos para que nos lleve al campamento- No quería tomar esa bota, pero Dumbledore nos dijo que confiáramos en el Sr. Weasley. Mis hermanas seguían a una distancia "moderada" de la fea y extremadamente sucia bota. Pero si yo me acercaba Hanna me seguiría y Katherine no tendría otra opción mas que tomarla. Tomé el anticuado zapato y podía sentir la humedad en el material de esta. Los ojos de Hanna se agrandaron, pero al final mi pequeña hermanita me siguió con una cálida sonrisa. En cambio Katherine soltó un fuerte suspiro

-No puede ser que vaya a hacerlo- dijo para ella misma -No crean que lo voy a hacer por nada. Me deben una docena de ranas de chocolate-. Hanna y yo soltamos una pequeña carcajada y en un segundo todo empezó a girar.

-¡Sr. Weasley! ¡¿Qué está pasando?!- grité entre los alardeos de todos excepto los Diggory y el Sr. Weasley.

-¡Suéltense!- "¡¿Acaba de decir que nos soltemos?! ¡No pienso soltarme!" Esa fue Hanna gritando a todo pulmón dentro de su mente.

"¿Recuerdan cuando dije que no quería ni tocar esta bota?, bueno retiro lo dicho, amo este horripilante zapato y no pienso dejarlo ir".- No lo creo.

"Katherine, no me odies por esto".

"¿Qué?" Katherine estaba confundida. Me solté y antes de alejarme de mis hermanas tomé el pie de Katherine y la lleve conmigo, Hanna se soltó al notar que se quedaría sola.

Caímos en un campo no muy diferente al anterior, pero al voltearme noté todo un campamento con miles de tiendas de campaña, millones de personas y un estadio.

-¡Bienvenidos al mundial de Quidditch!- Oh Dios... "Es magnífico, me lo imaginaba diferente, pero sigue siendo increíble".

"Me equivoqué otra vez, amo esta familia. Por fin vamos a poder ver un juego de Quidditch".

"Katherine, creo que te estás equivocando muy seguido estos días".

"Oh cállate" Solté una risilla que dibujó sonrisas en las caras de mis hermanas.

Mis posaderas me dolían a causa del impacto contra el suelo, pero ese dolor se esfumó cuando la mano de Cedric Diggory apareció ofreciéndome ayuda para levantarme.

-Ehm gracias- Ni yo pude reconocer mi voz por tanta dulzura en esta. Pude sentir mi cara un poco caliente y como mis comisuras se levantaban formando una pequeña sonrisa.

-No tienes que agradecerme, con una sonrisa tuya me basta- ¡¿Qué?! ¡¿Qué?! ¡¿Qué?! Sentía mi cara hirviendo y mi corazón estaba latiendo a mil latidos por segundo. Después de esto Katherine nos molestó todo el camino y la ignoré lo mejor que pude, sabía que en algún momento iba a llegar el Karma, pero tengo que aceptar que no podía evitar que la temperatura de mi rostro y el color aumentaran. Cuando llegamos nos tuvimos que separar de los Diggory.

-Supongo que te veré en Hogwarts- Cedric volteó a verme con sus hermosos y brillantes ojos, me quedé embobada unos segundos, pero después volví a la realidad.

-Ehm, sí, supongo que sí- respondí un poco tímida.

-Pues lo esperaré con ansias- Cedric tomó mi mano y colocó un pequeño beso sobre mis nudillos.

-Oh, ehm, bueno te veré en Hogwarts.

Todos fuimos a la tienda de los Weasley y cuando llegamos la mayoría pasaron a excepción de Katherine, Hanna y yo, oh y también Harry. Nadie nos puede culpar, la tienda se veía diminuta para tantas personas y Hanna es un poco claustrofóbica. Por fin fui yo la que decidió entrar y mi vista se maravilló con el tamaño de la carpa. Cuando vi la el interior decidí jalar a Hanna para que perdiera su miedo, sin embargo ella tropezó y cayó llevándose consigo a Katherine que quedó abajo del cuerpo de un muy sonrojado y sorprendido Harry Potter. Karma. Ahora era mi oportunidad de molestar a mi hermana.

-Oye Hanna- Llamé la atención de mi hermana que seguía tendida debajo de aquel chico- parece que Harry a domado a la fiera- solté una risilla cuando mi hermana empujó a Harry al lado como si fuera un simple costal.

Esperamos a que el tiempo pasara para poder ir a el estadio, sentía que todo pasaba más lento de lo normal, los gemelos iban y venían provocando caos a donde fueran. Pero mi mente se dirigía a una sola palabra "Quidditch". Quería verlo, jugarlo, mi cuerpo me decía que el Quidditch era como una necesidad. Cuando el Sr. Weasley dijo que ya era hora mi cuerpo se levantó del sofá como si fuera un resorte del mismo. Al llegar al partido supe que sería en grande y que sería cansado, pues ya llevábamos un buen tramo de escaleras. Todos pararon casi causando que cayera, pero George me tomó de la cintura y me ayudó a mantener mi equilibrio. Giré mi cabeza para darle las gracias y es ahí cuando noté la cercanía entre nuestros cuerpos.

-Ehm, este... lo siento George- Solté una risa inocente y con eso George quitó su mano de mi cintura y mi nerviosismo se desvaneció.

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