Capítulo anterior...
- ¿Bromeas? Mer si hay alguien que ha sufrido a causa de prejuicios soy yo. Soportar que me digan sangre sucia a diario es algo que puedo comparar con tu situación, mis padres no definen lo que soy, si lo hicieran entonces no tendría magia. Y yo sé que tu padre, no importa que sea el mismísimo Señor Tenebroso no define quien eres tú- Herms me sonrió y me dio un fuerte abrazo- ahora vamos a dormir, mañana será un gran día.
Por fin me acosté pero no pude evitar derramar unas pequeñas lágrimas de felicidad y tristeza; por Herms y Ron.
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Desperté cuando cierta persona comenzó a cantar Paulina Rubio a todo pulmón sin ninguna consideración hacia sus compañeras de cuarto las cuales seguían durmiendo. Juro que algún día voy a matar a Lavander, aunque gracias a ella tuve tiempo para arreglarme con calma. Salí de mi habitación junto con Herms quien me dio una sonrisa asegurándome que todo estaba bien. Me sentía mejor, pero al mismo tiempo sabía que no todo estaba bien. Si tan solo pudiese borrar mi apellido, si tan solo no tuviese estos poderes todo sería más sencillo todo lo que me han traído son problemas.
Cuando Herms y yo salimos de la torre de chicas Harry y Ron estaban esperando en la sala común a que Herms saliera. Ron me lanzaba cuchillos con sus ojos y Harry me miraba con lástima ¿Es que acaso cree que lo he perdonado? Sé que quiso ayudarme ayer, pero por su culpa ahora siento que estoy desnuda frente a ellos, todo saben mi secreto, todos saben quien soy, ¿Que tal si le dijo a Ron sobre mis poderes? Tal vez por eso pensó que podría lastimar a Herms tan fácilmente.
-Buenos días América- Harry fue el primero en hablar.
-Te veo después Herms- Sé que al ignorarlo estaba siendo infantil pero no podía hablarle, a él no le importo dejarme sola, ni siquiera pudo guardar un secreto.
-¿Estás segura Mer?
-Sí, te veré en clase- me dirigí hacia la puerta cargando en mis hombros las miradas de los tres, podía ser fuerte pero al mismo tiempo sentía que con cada segundo me volvía más pequeña.
-¡Hey espéranos!- dijeron dos voces, las cuales ocasionaron que una carcajada saliera de mis labios, caminaron rápido y llegaron junto a mí- ya extrañábamos tu risa- ambos dijeron, mientras que George sacudía mi pelo. Normalmente me molestaría por eso pero en ese momento no importaba, en ese momento me dieron la fuerza que necesitaba.
-Bueno está bien ya vámonos que me muero de hambre- les dije a los dos.
Fuimos al comedor y ellos tomaron sus lugares de siempre, lo cual no sabía si es lo que debería de hacer, al fin y al cabo yo solo me sentaba allí porque era amiga de Harry, Ron y Herms. Seguí mirando el lugar con duda en mis ojos pero los gemelos me jalaron para que me sentara. Tomé algo de pan dulce del centro de la mesa y algo de fruta y luego lo inesperado pasó.
-Tu y yo tenemos que hablar- sus ojos me miraron desde el otro extremo del Gran Comedor. Y ahí supe que ella ya estaba enterada de todo, Katherine sabía de mis poderes y probablemente de los suyos.
-¿Ahora si quieres hablar?
-Media noche en el bosque prohibido- no le respondí a través de nuestro vínculo, solo asentí con la cabeza y ella hizo lo mismo.
-Hey Mer ¿todo bien?- los ojos de George se movían de un lado del comedor al otro. Lo había notado, la conversación con mi hermana.
-Sí, ella solo quiere hablar conmigo- George y Fred asintieron y siguieron platicando con los amigos de su generación. Y no me di cuenta hasta que caminaba hacia la salida pero Harry, Ron y Hermione se sentaron hasta el otro extremo de la mesa, probablemente idea de Ron.
Faltaba media hora para clase pero no me gustaba la idea de quedarme sentada otros treinta minutos haciendo nada. Cuando salí me encontré a Hanna con otras dos chicas de Hufflepuff.
-¿Hanna?- sus ojos se fijaron en mí- ¿Podemos hablar?- ella se despidió de sus amigas y comenzó a caminar hacia mi y luego corrió y saltó a abrazarme. Mi dulce hermanita estaba llorando.
-Shhh- la abracé fuertemente y ella hacia lo mismo hasta que su llanto se convirtió solamente en pequeños susurros- ¿Estás bien?
-Sí. Pero creí que estabas enojada conmigo- extrañaba tanto a mi hermanita y aunque me cueste aceptarlo, también extrañaba mucho a Katherine.
-Sabes que nunca podría estar enojada contigo... solo con Katherine- cuando dije eso esperaba una risa pero me miró seriamente.
-Ustedes dos tienen que arreglarse, en serio no pueden seguir peleando a cada momento; somos hermanas.
-Está bien, no te preocupes hoy vamos a hablar y te prometo que me esforzaré en arreglar las cosas entre nosotras.
Hanna me dejó ir después de decir eso y por primera vez fui la primera en llegar a "Defensa contra las artes oscuras", bueno la primera estudiante ya que el Prof. Moody se encontraba en su escritorio escribiendo ansiosamente, hasta que puso su mirada en mí. Había algo familiar en ese hombre, tenía una presencia extraña, no sabía porque me hacía sentir tan inquieta.
-Srta. St Clair, veo que hoy se digna a aparecer puntualmente.
-Sí- dije sentándome en uno de los lugares al final de la clase, lo más lejos posible de él. Volví a mirar hacia el frente y crucé miradas y entonces lo supe. Vi sus ojos, en la mansión lo llamaban Jr., nunca supe su verdadero nombre...
Mis ropas eran trapos y no me importaba nada, solo mis hermanas. Allá abajo nunca notaba si era día o noche, solo sabía que la semana tenía siete días y tres de ellos nos dejaban salir al resto de la mansión y aveces nos dejaban aprender algo de magia. Pero eso no importaba, me gustaba ver la luz y poder ver el cielo a través de la ventana pero eso no era lo suficientemente importante como para soportar lo que conllevaba. Subir y dejar la oscuridad del sótano era una tortura. Jr. y Tía Bella –nos obligaba a llamarla así– lo llamaban "escóndete o muere", nunca podíamos evadirlos porque ellos sabían que nos dirigiríamos a la cocina; no teníamos energía suficiente para correr y las heridas de juegos pasados no nos dejaban contraatacar y más el hecho de que no sabíamos donde escondieron nuestras varitas. Caminar a través del corredor era una pesadilla, no sabías de que puerta saldrían, cruzar el comedor era aun peor, movían los cubiertos a su voluntad y nunca sabías si aquel día era el día en el que su puntería lograría alcanzarte. Sin embargo, no importaba con quien te toparas, los dos eran igual de crueles y los dos nos lanzaban la misma maldición por horas "Crucio". Si tan solo pudiésemos volver al hogar muggle donde nuestra madre nos había escondido. Mamá, alguien por favor... sálvenos.
Cuando volví a prestar atención los demás estudiantes ya habían llegado y el Prof. Moody seguía viéndome. No podía ser él, Jr. no podría estar en Hogwarts y mucho menos ser el Prof. Moody sin que Dumbledore se diera cuenta. Por Merlín, Dumbledore y el Prof. Moody cenaban juntos todos los días solo estoy siendo ridícula ¿verdad?
La clase fue demasiado lenta, ni siquiera presté atención porque los hechizos que el Prof. Moody estaba explicando ya los conocía. Mis párpados se sentían pesados y mi cabeza estaba apunto de caerse en la mesa cuando una mano me sacudió el hombro. Harry me miraba preocupado, pero solo golpee su mano para alejarlo de mí. Después de una hora todos salíamos de clase y yo me dirigía a mi clase favorita: pociones.
Entré y todo fue diferente, desde esa primera clase de pociones supe que esto era algo que amaba, no podía evitarlo era algo natural en mí. Me senté en mi lugar y esta vez Herms se sentó al lado de mí y justo cuando íbamos a hablar Snape entró al aula enfurecido.
-Tengo un anuncio que hacer- dijo con su monótona voz, mis ojos otra vez cerrándose- no sé quien o quienes han estado tomando ingredientes de mi despensa personal, pero sepan que cuando descubra los nombres de esos ladrones sufrirán las consecuencias- dijo remarcando la palabra "sufrirán" mientras miraba a Harry. Hmm... interesante.
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El Linaje Riddle
FanfictionLa leyenda cuenta que el que no debe ser nombrado hizo un plan para su regreso. Dejando en la Tierra a tres niñas creadas por un poderoso hechizo, otorgándoles cualidades extraordinarias. Cada pequeña simboliza una criatura. El peligroso Dragón La p...