Ocho años atrás.
Cuando el auto de color negro se estacionó justo delante del cementerio, un castaño claro casi rubio desciende de él. El nudo que tiene en su garganta no tarda en hacerse más grande.
Camina hacia donde unas personas se encontraban con el alma partida. En la mano aquel chico lleva un ramo de tulipanes, aquellas que fueron las flores favoritas de su abuela.
Conforme avanza, sus ojos no pueden evitar humedecerse y soltar todo aquello que había estado reprimiendo durante todo el viaje. Aunque le doliera, el internado solo le había permitido asistir al sepelio y tenía que regresar al día siguiente. Estaba en época de exámenes finales, por lo que no podía darse el lujo de arruinar su promedio.
Al llagar con todos, ve su lapida, junto a su hija y al que fue su ultimo amor. Gianna Park Lombardi. La abuela Gia había fallecido debido a un infarto mientras dormía. Él no sabía que hacer, su adoraba abuela había muerto y él estaba a kilómetros de distancia.
Lo primero que hizo fue hablar con el rector del internado quien a pesar de haberse negado al inicio, en cuanto le informó el motivo de su permiso, accedió de inmediato con la condición de que solo serían unos dos días.
Una castaña lloraba desconsolada en el pecho de su esposo, mientras que dos adolescentes lloraban abrazándose entre las dos. Theo deja las flores sobre aquella tumba, justo en el momento en que Serem levantó la mirada y al encontrarse con ese par de ojos azules que tanto quería, se encaminó rápidamente hacia él.
—Mi pequeño sol, ¿por qué no avisaste que vendrías? —Dice captando la atención de todos.
—Lo siento, tía Sem, pero no era muy seguro que me permitieran venir. —Es lo único que puede decir sin evitar que las lágrimas comiencen a descender por sus mejillas y su llanto se haga más fuerte.
Su tía lo abraza y una pelirroja se une a su abrazo. Su madre estaba igual que la castaña.
—Es horrible tener que verte en esta situación, cariño. Pero Gia estaría feliz de verte aquí —comenta su madre —. Apuesto que está muy orgullosa de ver el hombre en el que te has convertido, aunque siempre te recordará como su adorado rubio, aquel que la llenó de felicidad desde tus primeros minutos de vida.
—Me hubiera encantado despedirme de ella. Quería decirle cuanto la quiero y lo agradecido que estoy por haberme criado con tanto amor, a pesar de que no soy su nieto de sangre.
—Para ella siempre lo serás, siempre te mencionaba como su nieto, el que está estudiando para ayudar a las personas. Theo, ella te amaba. —Su adorada tía Sem lo ve con ternura —. Aunque nos hizo prometer que te casarías con una buena mujer. Una que se merezca tenerte a su lado.
Los preciosos ojos de aquel chico estaban rojos de tanto llorar, le dolía no haberse despedido. Esa señora fue una de las mujeres más importantes en su vida, lo mínimo que le hubiera gustado hacer era abrazarla.
ESTÁS LEYENDO
Un Perfecto Desastre (PAUSADA TEMPORALMENTE)
RomanceParte II de la bilogía "Amores reales". -¡Alhena, él ha regresado! -Recibe Alhina feliz. -¿Quién? -Cuestiona dejando su casco. -Cumplió su promesa -la mayor sigue sin entender. -No entiendo lo que dices, ¿cuál promesa y quién la hizo? -¡Joder! -Exc...