Capítulo 13

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Termina de amarrar el listón y lo mira

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Termina de amarrar el listón y lo mira. Para ser su primer ramo de flores no estaba mal. Estaba claro que debía seguir practicando, lo cual no era difícil, no serían las últimas flores que Alhena recibiría de su parte.

Por enésima vez se mira en el espejo, asegurándose que luciera bien. Era su primera cita oficialmente, su estancia en el internado y los desastres que vino a causar luego de regresar de Suiza le impidieron tener su primera vez saliendo con su castaña. Es momento de arreglar esa situación.

Sale de la habitación, esconde su creación en la espalda y se dirige a la Alhena. Antes de que pueda siquiera tocar la puerta, esta se abre y deja ver a una castaña con un conjunto de short y una camisa corta en color terracota y unos tenis casuales.

Al verlo le sonríe, y se apresura dejar un casto beso en sus labios.

—Pero miren nada más que hombre tan hermoso —adula la chica.

—Basta. Harás que me sonroje. —Le sigue el juego.

—Te ves muy guapo, Theo. —Acaricia su mejilla.

—Ya va siendo hora de que me hables de manera dulce. Theo no me gusta. —Se queja atrayéndola hacia él con la mano que tiene libre por la cintura.

—Tu madre no se partió la cabeza buscando tu nombre para nada —se burla al ver como intenta reprimir una sonrisa.

—Ya sé, pero tú eres mi novia, mi futura esposa, madre de dos perros y de mis dos hijos. Debes tratarme bonito.

La actitud de el castaño le provocaba las ganas de encerrarlo en su habitación, practicar lo de los hijos y no dejarlo salir de ahí en un buen tiempo.

—Entonces, señor Parker, ¿Cómo prefiere que lo llame? —Acaricia juguetonamente el pecho de Theo.

—No lo sé, te daré tiempo para que lo pienses. Mientras tanto, esto es para ti. —Saca las flores.

Alhena lo observa con los ojos abiertos y con una sonrisa. Era la primera vez que le daban un ramo de veinticuatro rosas hechas de papel.

—Theo, están muy lindas —las toma y admira hasta el más pequeño detalle.

—Tu padre es increíble con el crochet, así que, si tengo que convertirme en el rey de la papiroflexia con tal de verte sonreír de nuevo a como lo has hecho ahora, sin problema puedo hacerlo.

Sin que él se lo espere lo abraza por la cintura, quedando su oído a la altura de su pecho.

—Me encanta, de verdad. —Ahora entendía lo que sentía su madre al ver que el rey se tomaba el tiempo para tejer un arreglo floral. Era uno de los detalles más bonitos.

—Me hace feliz saber que mis intentos en las manualidades te han gustado. —Besa su coronilla —. Ahora guárdalas y vámonos a nuestra primera cita.

Un Perfecto Desastre (PAUSADA TEMPORALMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora