Capítulo 12

485 78 26
                                    

Está nublado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Está nublado. Todo el día estaba teniendo la apariencia de que la lluvia llegaría pronto. Alhena iba llegando de su práctica de natación cuando un castaño se cruzó por su camino. La sonrisa de ambos no tardó en aparecer en sus rostros. Luego de lo que había pasado, su relación mejoró por mucho. Aún no se acostumbran a tener una verdadera relación. Y no es como si los ocho años no hubieran contado, sino que era la primera vez desde que se hicieron novios que podían verse, convivir y hablar sin la necesidad de hacerlo a través de una pantalla.

Al llegar a ella, Theo la envuelve entre sus brazos e inhala su aroma.

—El aroma a vainilla me encanta —susurra al oído y sin querer le hace cosquillas con una barba ya creciente. Esto ocasiona que la castaña sonría. La pone nerviosa —. ¿Cómo amaneciste princesa?

—Muy bien, Theo, ¿y tú? —Pregunta al separarse.

—Estoy muy bien ahora que te veo. —Theo poco a poco estaba soltándose a como era tiempo antes.

Un hombre cariñoso, atento, juguetón, pero sobre todo respetuoso con su adorada Alhena.

—Nunca te había visto con barba, creí que no te gustaba —comenta acariciando su mandíbula de manera suave.

—No es que no me guste, solo que no sé si me queda. Estoy intentando en dejarla crecer, pero siendo sincero, creo que la quitaré. —Observa el reloj que lleva en la mano derecha y hace una mueca. —Princesa, me tengo que ir, ya voy tarde.

—Vete con cuidado, Theo. —Se alza de puntillas y deja un beso en sus labios, el cual, el castaño se encarga de profundizar al abrazarla por la cintura, elevándola un poco al aire.

—Te veo más tarde. —Otro beso más pequeño en dejado en la boca. La suelta y camina en dirección a su auto.

—Theo —le llama —, se te ve muy sexi esa barba. No te la quites.

—Como tú ordenes, mi amor. —Guiña su ojo, para luego adentrarse al vehículo y arrancar.

Alhena lo despide con un ademan. Cuando el auto color negro se ha ido, ella camina en dirección a la entrada del castillo.

Al entrar uno de los guardias la ve apenado y de inmediato se arrodilla. La castaña lo mira desconcertada hasta que ve como su madre se acerca a ella con gesto preocupado.

—Alteza, le ruego por favor me perdone. —Suelta con la cabeza gacha.

—No entiendo lo que dices, pero te aseguro que no es necesario arrodillarte —intenta tomarlo del brazo para ayudarlo a ponerse de pie, sin en cambio, se niega.

—Entenderé si decide despedirme, me lo merezco por mi irresponsabilidad —Serem comienza a explicarle lo que pasa.

—Jeffrey era el encargado del día de esta semana de darle su paseo a Apolo por la mañana. Sin embargo, hubo un problema con uno de los jardineros y dejó solo al perrito por unos minutos. Pero cuando regresó Apolo ya no estaba y lo hemos estado buscando por lo jardines y no hay señales de él.

Un Perfecto Desastre (PAUSADA TEMPORALMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora