Capítulo 12: Duelo de voluntades

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"El genio de la década", ese era el halago más modesto que le habían atribuido a Wei Ying por su puntaje y la tremenda rutina que presentó en la Copa de China

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"El genio de la década", ese era el halago más modesto que le habían atribuido a Wei Ying por su puntaje y la tremenda rutina que presentó en la Copa de China. Su talento natural, la musicalidad de sus movimientos, la forma en como te envolvía en su rutina, todos habían quedado rendido a sus pies. Lo que más irritaba a Jiang Cheng era que su hermano le dijo "A-Cheng, tío Jiang y Tía Yu me dijeron que si ganaba dejarían que mi novio se presentara, así que tenía que ganar".

Wei Ying había decidido ganar y lo había hecho, no por una causa mayor, solo por un enamoramiento pasajero. Lo cual indicaba que ni siquiera ese era todo su potencial. Su hermano marcaría un nuevo récord en su siguiente presentación.

Él también quisiera poder decir "bien, hoy día ganaré para demostrarle a mis padres mi amor por Xichen". Es decir, tenía ganas de ganar, pero siempre estaba esa espinita de que quizás no fuera tan impresionante como su hermano.

Su novio-entrenador le quitó el móvil esta mañana, su hermana apoyó esa acción. Quiso replicar, pero tenían razón de quitárselo. Aunque había decidido no volver a ver la rutina de su hermano, en cuanto se despertó la reprodujo al menos unas cinco veces. No podía encontrarle falla. ¿Cómo podía ser tan perfecto?

"No podré ganarle. Nunca podré ganarle", se grabó en su mente y se lo repitió una y otra vez sin parar.

El día había llegado, se encontraba en la zona de entrenamiento. La competencia iniciaría en unas horas. Primero pasarían a practicar a la pista mientras los asientos del recinto se llenaban.

—A-Cheng, deja de torturarte por favor. — Le pidió Xichen.

Estaba en la colchoneta estirando, pero su entrenador se había acercado, no podían ser muy íntimos, pues había otros patinadores con su equipo cerca.

—No lo hago...

No se torturaba, sólo se daba cuenta de la verdad. Había un abismo de diferencia entre su hermano y él.

—A-Cheng...eres único.

—Pero, ahora mismo, todos en China...

—No importa lo que quieran, yo solo quiero verte patinar a ti. — Le susurró, tomó su mano y se la apretó para luego separarse.

"Xichen quiere verme patinar, concéntrate en ello", se repitió una y otra vez. Aunque, en cierto modo, tener la certeza de que no podía ganarle a Wei Ying le había dado una mayor tranquilidad. Es decir, el primer lugar le pertenecía a su hermano, pero no dejaría que nadie más tuviera el segundo en el Grand Prix Final. Y para eso, primero tenía que ganar el Trofeo NHK en Japón.

Cuando salió para la práctica conjunta, parte del público ya estaba presente. Subió la mirada y se dio cuenta que Huaisang, Mingjue y Guangyao estaban con una banderola con su rostro. Volteó la mirada hacia la pista, sintiéndose avergonzado, pero luego volvió a subir la mirada hacia otro lado: había algunas personas que tenían peluches de flores de loto. Su hermana había dicho que era su símbolo en redes sociales, así que suponía que esas personas habían venido por él. Su corazón se agitó.

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