Capítulo 5: Nubes y lotos

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Esta era la primera vez que se subía a un avión sin la compañía de alguno de sus padres. De alguna manera se sentía que era una escala a ser un adulto y eso era lo que necesitaba para que aquel alfa que tenía por entrenador dejase de verlo como un niño pequeño.

Por alguna razón, su hermana cambió el ticket de su avión y le guiñó un ojo. Así que terminó sentándose al lado de su entrenador. No podía negar que sentía su corazón acelerado y su estómago revoloteando.

—Jiang Cheng, que bueno que te sientes a mi lado. —Comentó el alfa con una sonrisa.

—Xichen, estás pensando de más.

No se perdió como llamarlo por su nombre directamente sorprendió al mayor. Tal y como le había aconsejado Jin GuangYao iba a ir por todo y demostrarlo a su entrenador que lo que sentía no era un gusto pasajero, ni que debía tomar sus sentimientos como los de un niño por qué no lo eran.

Luego de su sorpresa, el mayor sonrío. Ofreció un auricular a Jiang Cheng, y este lo tomó. Con esa excusa se apoyó en el lado de Xichen. El alfa tomó su mano suavemente. Todo el cuerpo del joven omega se estremeció ante el contacto cálido.

—Me da un poco de nervios cuando el avión despega. —Explicó el alfa. — Solo por este momento déjame tomar tu mano

Jiang Cheng tenía el corazón alocado, solo asintió y viró la mirada. Se acurrucó un poco más en alfa y el contacto no fue rechazado.

—Si mi hermana se hubiera sentado...—Empezó con cierta duda de su estaba malentendiendo los gestos del mayor.

—Por supuesto no se lo pediría. Ya me hubiera tomado una pastilla para dormir. Pero, eres tú y deseo tomar tu mano.

De inmediato, las mejillas del menor se acaloraron, pero no replicó nada. Entrelazaron sus dedos y se acurrucaron lo más juntos que pudieron. El calor corporal de Xichen era perfecto. Realmente desearía olfatear su aroma, seguramente tendría un aroma que transmitiera serenidad.

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El vuelo había durado un poco más de doce horas. Así que el joven omega estaba completamente dormido cuando el avión aterrizó. En China a esa hora deberían ser la medianoche, pero en Ottawa, Canadá era mediodía. Xichen fue el primero en despertar ante el aviso de ponerse el cinturón de seguridad para descender. Giró hacia un lado viendo al precioso omega descasando acurrucado en su hombro. Sintió un poco de lastima en tener que despertarlo. Acarició su mejilla con sus dedos.

—Jiang Cheng, ya estamos llegando, debes ponerte el cinturón de seguridad.

El omega abrió sus ojos, su cuerpo estaba perezoso. Solo siguió las instrucciones de su entrenador volvió adormirse. El apoyabrazos había sido quitado entre ellos, así que Jiang Cheng podía apoyarse en el alfa. Xichen permitió que descansase un poco más. Por su cuenta, acomodó sus cosas en su maleta de viaje y la de Jiang Cheng.

—Jiang Cheng, ya llegamos, debes despertar. Te prometo que en el hotel podrás dormir un poco más.

Jiang Cheng tenía los ojos cansados. Parecía aturdido. Solo asintió poniéndose de pie. Se aferró al brazo del alfa y este llevo en el brazo libre la maleta de ambos.

Yanli observaba con una sonrisa dulce a su hermano. Ignorando al joven alfa que había intentado hablarle durante todo el viaje. Suponía que Zixuan había movido sus influencias para saber cuál era su vuelo, pues justamente ocupó el asiento de al lado. La joven no iba a perdonarle tan fácilmente.

Xichen había contratado transporte directo desde el aeropuerto al hotel, así que los recogieron y se embarcaron. Había mantenido oculto sus vuelos y más. A pesar de ser solo un entrenador ahora, sus fans habían vuelto a la luz.

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