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Sami escucho los llantos e Itai y sonidos en la planta de abajo. Terminando de ducharse fue a las escaleras para decirle a Even si necesitaba ayuda, pero él se negó y la envió de regreso, permaneció sentada en la orilla del colchón.

Pensando en todo y nada a la vez.

Ni siquiera se había dado cuenta de que Even estaba en la entrada cargando a Itai envuelto en mantas hasta que toco la puerta.

—¿Cómo te sientes?

Él también se había cambiado de ropa.

Comenzó a asentir para decirle que estaba bien, pero cuando se encontró con sus ojos y las vendas no pudo evitar las lágrimas y bajar la cabeza.

—Perdón fue una pregunta estúpida.

Sami respiro ya había llorado lo suficiente en la bañera y tenía que hablar con Even.

—Damelo —Señalo a Itai. Sentía que paso mucho mas tiempo del que en realidad paso, estaba un poco mas grande, lo acomodo en su regazo sabía que lo reconocía estaba en toda su mirada.

—Me estaba dando batalla.

—Si la escuche, por cierto —formulo la pregunta que quería hacerle a Even desde hace unas horas— ¿Cómo sabias que estaba en problemas?

Even arrastro sus pasos hasta la cama, quito las almohadas de la parte superior y sin que le dijera la instrucción sami levanto a Itai para poner la almohada sobre sus piernas

—Me quedé en mi auto cerca de ahí, pensaba llevarte porque no quería dejarte sola menos después de ver cuanto te asusto. Te vi salir, pero Colton me estaba llamando, solo dejé de verte por el retrovisor un minuto y luego escuché cuando gritaste, colgué la llamada. No te vi en donde recién estabas hasta que volviste a gritar.

Sami miro las manos de Even convertirse en puños, las venas y músculos tensarse, pero no dijo nada al respecto.

—¿Tú estuviste esperando? Pero tenías que ir a buscar a Itai y trabajar, además te veías muy cansado.

¿Cómo podía abordar la inmensa ola dentro de su cabeza al saber esto? Even dejo de observarla para girarse hacia Itai y palmear un poco su pecho.

¿Qué hubiera pasado si algo más grave le hubiera sucedido a Even? Él tenía un hijo que lo necesitaba, una familia que lo amaba, un trabajo al que le había dedicado su vida y sus sueños, tanto los de él como los de su hermano.

Él pudo haber perdido todo eso y todos ellos lo hubieran perdido a él solo porque regreso a buscarla cuando la escucho gritar.

Las lágrimas estaban picándole de nuevo. Dios —con lo que paso solo seguía comprobándole su existencia— operaba de formas que definitivamente ella no comprendía, pero las agradecía. Fue más que afortunada esta noche. Por lo tanto, lo único que podría hacer para esta ola era dar la sinceridad que no le había dado.

Sami coloco su mano sobre el brazo de él y dio un vistazo a la venda en su cabeza antes de concentrase en ese azul que seguía desorientándola.

—Gracias Even. Muchas gracias, no exagero cuando digo que si no hubieras aparecido yo...—Aclaro su garganta—. Él me estaba tocando se lo que iba hacerme. Te lastimaron por mi culpa, lo lamento.

Algo paso por Even que ablando sus rasgos, libero sus hombros y brazos de la tensión y le dedico una mirada significativa, por la ligera sonrisa en sus labios supuso que era algo bueno.

Con amor y buenas intencionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora