"𝕮𝖔𝖓𝖙𝖗𝖆𝖉𝖎𝖈𝖈𝖎𝖔𝖓𝖊𝖘 "// 𝑻𝒐𝒌𝒚𝒐 𝒓𝒆𝒗𝒆𝒏𝒈𝒆𝒓𝒔 𝒙 𝑶𝒄'𝒔

Capitulo #36 "Conciencia, No De Nuevo"

Yuzuha corrió y corrió hasta detenerse en la entrada de un edificio. 

Se apoyó tratando de calmar la alteración que presentaba su cuerpo en esos momentos. Era difícil, las emociones eran demasiado fuertes y se aglomeraban en su pecho y manos sudorosas. Lo que había visto la había dejado impactada.

No pudiendo contenerse más la chica cayó sentada al suelo, cubriendo una mano su rostro, el cual reflejaba el rictus de decepción que sentía y que no se iría tan fácil. 

La chica de cabello castaño fue vista por alguien, por el simpático maestro castaño de lentes que iba pasando hacia la entrada del mismo edificio.

El regordete engrandeció sus ojos al mirar a la chica sentada, y con su cabeza entre brazos y piernas. 

— ¡¿Yuzuha?! — preguntó bastante preocupado. 

La castaña lo volteo a ver con los ojos llenos de lágrimas, y con un puchero en su rostro. 

— Profesor… — Necesitada de un abrazo en esos momentos, la chica corrió a sus brazos. 

Héctor tuvo un deja vu con lo sucedido con Lin a inicios de esa semana.

— ¿Qué sucede? ¿Estás bien? — García preguntaba mientras acariciaba su cabeza. 

No hubo respuesta por parte de ella. Yuzuha se aferró más al cuerpo del maestro.

— ¿Quieres hablar? 

Yuzuha inspiró.

— ¿Por qué me tuvo que pasar esto? 

—¿Qué cosa?

—Todo por ilusa.

Héctor sonrío empático.

— Sin duda el corazón roto nos llega a todos. Por más temple que mostramos, un corazón roto… Es un corazón roto.

Yuzuha se separó del abrazo y limpió sus propias lágrimas. 

—¿Me ve tan fuerte profesor?

—Me gusta analizar a las personas, obviamente muchas veces me puedo equivocar, pero contigo puedo estar seguro sobre tu carácter fuerte… Pero definitivamente cuando nos llega el dolor, nos llega con ganas ¿no? 

La castaña suspiró y asintió con dolor. 

— ¿Qué te sucede? ¿Por qué estás así? 

— Juzgaron… Conmigo  — titubeó mirando hacia el piso, sus ojos de nuevo rojos y húmedos. Las lágrimas no tardaron en bajar por su rostro e intentó detener las gotas con sus manos.

Héctor colocó una mano en su hombro.

— ¿Quieres hablar?

Yuzuha gimoteo y asintió, ambos tomaron asiento cerca de donde estaban.

—Me hicieron creer que en serio yo era alguien genial, alguien que valía la pena, me hicieron sentir la mejor del mundo — Succionó con rudeza su escurrimiento nasal — Y no, era mentira… Al final no fui lo bastante valiosa para tomar el riesgo.

El castaño la escuchaba atento.

— Me siento fatal. 

— Yuzuha — Héctor sacó un pañuelo y limpió un poco sus lágrimas, sonriéndole con ternura — No te sientas mal, linda. A cualquiera le puede pasar, sobre todo a esta edad que la calentura está, pues fuerte. Desconozco la realidad absoluta de esto, pero ten por favor algo presente: tú vales mucho, tu forma de ser es admirable, tu corazón vale oro.  No dejes que un tonto llegue y te haga sentir menos, porque no es así. Tu madre es afortunada de tenerte; de tener una hija como tú; valiosa, valiente y justa.