"𝕮𝖔𝖓𝖙𝖗𝖆𝖉𝖎𝖈𝖈𝖎𝖔𝖓𝖊𝖘 "// 𝑻𝒐𝒌𝒚𝒐 𝒓𝒆𝒗𝒆𝒏𝒈𝒆𝒓𝒔 𝒙 𝑶𝒄'𝒔

Capitulo #31 "Una Visita Amarga"

Aviso capítulo con contenido +18

Mitsuya aún no podía creer que su madre estuviera frente a él, después de largos meses de no verla, ni saber nada ni por un mensaje. 

Sintió su garganta apretada. Desde hace mucho no sentía las ganas de largarse a llorar como un niño chiquito. Inevitablemente a su mente paso el momento de aquella noche en que la vio marchar de casa, para ya nunca regresar. Solo y llanamente de forma esporádica. 

El vigilante irrumpió los pensamientos de Takashi, para que confirmara de una vez la identidad de quien decía ser de la señora. Tras hacer el correspondiente proceso en el área de control de entrada y salida, él la guio aun pasmado a la sala de visitas. 

Yuzuha desde su distancia había observado un poco confundida la escena. Es que no solo aun miraba absorta y muy preocupada el comportamiento tan vulnerable del chico, sino que la imagen que había tenido de la mamá de los Mitsuya, hasta ese momento, había sido de una persona muy fina y elegante.

La señora que había tenido hace unos momentos delante de ella, muy contraria a la imagen que había creado en su cabeza. 

Yuzuha mojo sus labios y miro hacia donde Takashi y Ayaka se habían retirado para conversar. Abrió y cerró sus manos, regañándose ante las evidentes ganas de ir y escuchar sobre que hablaban. La carita sensible de Takashi la había dejado preocupada e insegura. Además que con esto le confirmaba, de cierta forma, que su actitud de esa semana si era por un motivo familiar. 

Cuando menos pensó si era correcto o no, se vio Yuzuha dirigirse casi a hurtadillas hacia la sala de visitas. El lugar era amplio y los observo a ambos sentados en los sofás cerca del gran ventanal de la estancia. Se agacho y gateo por detrás de unos muebles, hasta estar lo suficientemente cerca y escuchar de qué hablaban, desde atrás de unas enormes palmeras que decoraban la estancia. 

—Takashi, hijo mío. Estas tan grande y muy guapo. 

Mitsuya sonrío apenas sin dejar de mirar a su madre, sentía que si pestaña ella se desvanecería. 

— Gracias, y es porque salí a ti ¿no? — Takashi en realidad miraba intranquilo el estado de su madre en esos momentos, y es que aun recordaba a aquella mujer vivaz y elegante, esa mujer que una vez tuvo junto a su nombre el apellido Mitsuya. 

Pero no por eso dejaría de decirle que era hermosa.

Ayaka soltó una risita algo forzada.

—Oh, hijo mío, sé que soy un maldito desastre ahorita mismo. Y bueno, por más que Tadashi sea un cabrón, no puedes negar que tu padre es un hombre muy apuesto. Aun en sus casi cincuenta años, ese hombre se sigue viendo bien — Ayaka suspiró. Un gesto de enojó se reflejó por unos segundos en su rostro, para luego mirar a su hijo. — Y sin duda sacaste facciones de tu padre; como sus ojos y altura. 

Mitsuya mojo sus labios ansioso, la verdad no tenía muchos deseos de hablar de su padre, solo de ella. 

—Mamá ¿Y eso que viniste hasta aquí? Nunca lo habías hecho — Yuzuha desde su escondite detecto tristeza y alegría en sus palabras, pero también creyó sentir un poco de resentimiento en la voz de Takashi. 

—No pude soportarlo más, quería verte. — Ayaka apretó sus labios. — Y ya sabes que tu padre le desagrada me acerque a ustedes, casi me lo tiene prohibido, por no decir que me lo tiene. La vergüenza que acabo de pasar ahorita porque no estoy registrada como tu mamá, dios. 

Takashi quiso maldecir a su padre en su interior, como casi siempre lo hacía en cada cosa que se trataba de su madre, pero también sabía que su madre cuando se aparecía era porque se había rehabilitado y vuelto a recordar que tenía hijos. Por más que le doliera reconocerlo.