Des vio como Javier se quedó parado frete a su habitación. Sostenía su móvil en la oreja. Su rostro se había endurecido por unos momentos. Parecía algo preocupado. De pronto decidió soltar el pomo de la puerta y se dio la vuelta. Des se rasco la cabeza intentando pensar que descubrieron. Se tiró sobre las almohadas y cruzó las manos detrás de su cabeza. Por último y sabiendo que no iba a ir a ningún lado terminó por volver a encender el televisor.
En el noticiero la misma chica seguía dando el reportaje de la víctima. Al parecer le estaban sacando más jugo a la historia. Continuaban hablando de los asesinatos ocurridos. En una de las tomas se vio como uno de los tantos chismosos atravesó el escenario del crimen. El sujeto se dio que estaban grabando e intentó regresar.
Des bufó, sabía cómo odiaba a esa clase de personas, siempre entorpecían las escenas de crimen. Siempre con sus interrupciones, en ocasiones entraban antes que denunciaran el crimen y tomaban fotografías. Terminaban por venderlas al mejor postor. O incluso movían o robaban cosas que podían llegar a tener importancia para el caso.
El sonido de la puerta hizo salir a Des de sus pensamientos. Esta se abrió y una figura algo tímida entró. Des la miró sorprendida Miró que debajo del brazo traía una bolsa negra. Des observó extrañada al forense. «Esperaba a Susana ¿Pero a ti? honestamente no» «¡Gracias! Por decir que no soy importante en tú vida» «Lo que quiero decir es que... ya sabes no es que hayamos salido y compartido experiencias y pues ya sabes que Susana nos damos nuestras escapadas» «Descuida estaba bromeando, toma» Jerry tomó la bolsa que traía debajo del brazo y se la extendió a Des «Lo dejaste en el carro. Lo bueno quien fui yo que lo vio y no Susana. Ella se lo hubiera entregado a Javier sin abrirlo»
Des miró dentro de la bolsa. Eran el archivo de su padre y las huellas digitales que había obtenido de su casa. «No encontré ninguna, solo la tuya. Parece que el que te entregó esos documentos no quiere que sepas de él» Des se puso más blanca de lo que era. Sus ojos oscuros intentaron escudriñar a Jerry, pero se sentía tan cansada que prefirió que el hiciera sus conclusiones. «No te preocupes» dijo Jerry al ver como Des cambiaba de color. «También investigue a la persona del expediente y es interesante de lo que se entera uno» Des esperaba el desenlace con los dientes apretados. «¿Qué descubriste?» dijo Des sin apartar la mirada de los resultados.
«En primer lugar que ese sujeto es como un fantasma. Es como si no existiera. El único registro que hay de él o que lo relaciona es una terapeuta llamada Paola Ruiz, es una especialista en trauma psicológico. Al parecer iba a una vez por semana. Des se sorprendió «¿Sigue viva?» preguntó algo tímida esperando que el forense no se diera cuenta de sus intenciones. «Al parecer sí y todavía sigue dando consultas, me parece que su consultorio se encuentra en La Montaña en la calle Independencia número cinco, es un edificio de dos plantas muy vistoso»
Des evitó morderse los labios y le preguntó que más había encontrado. El forense pensó un momento y le dijo que la terapeuta en esos años le daba servicio a los policías de la ciudad, especialmente aquellos que tuvieron una perdida con algún compañero fallecido, o por victimas muertas que no habían podido superar. Des pensaba y repasaba la información en su mente. Por último, pidió que le trajera su computadora de su casa y le tendió las llaves.
«Espero que no comentes nada de lo dicho de lo descubierto de todo, por favor» dijo Des. Jerry la miró por debajo de sus gafas y sonrió. «No diré nada descuida, es interesante el caso, por cierto, el día que te accidentaste estabas desvelada ¿verdad?» «¿Cómo lo sabes?» dijo Des. «Encontré residuos de Asenix» «Solo me tomé dos pastillas, una cuando llegué a casa y otra cuando me llamaron por el testigo» dijo Des casi avergonzada. «Descuida, eso no lo pondré en el informe. Una raya al tigre no hace más daño» dijo y antes de salir Des le preguntó al forense si pensaba que las pastillas había sido el causante del accidente. Jerry sonrió y dijo que no. «Yo digo que fueron los frenos que le cortaron al GT»
«¡Lo sabía! Maldición, porque no empezaste con eso. Oye Des que crees, le cortaron los frenos a tu vehículo, por eso casi mueres» dijo Des azotando las carpetas contra su pierna «Lo siento Des, creí que esto era más importante, después de todo lo ibas a leer en el informe o creí que lo había dicho Javier» dijo mientras señala los documentos. Des lo miró y pidió disculpa por aquello, a veces sabía que no podía contener ese mal humor que la caracterizaba.
«Sabes, algo que he estado pensando Des y que no puedo sacarme de la cabeza es en la posibilidad que el accidente fue provocado por alguien que no quiere que remuevas las piedras del río» dijo Jerry volviéndose a sentar. «¿Tú crees eso? Digo, si fuera así aquella persona no me hubiera entregado estos documentos» «De todas formas Des, ten cuidado, creo que las aguas comenzaran a enturbiarse, has removido una piedra y hay personas que quien no les gusta que las aguas se enturbien» Esta vez Jerry se paró y salió de la habitación del hospital, dejando a Des con una desazón.
Des intentó pararse, pero sintió mareos por unos instantes y desistió de aquello, se conformar con ver solo el paisaje desde la ventana, pensando en todo aquello. ¿Quién le dio esos documentos? Era su principal pregunta y ¿Quién quería verla muerta y por qué? Era su segunda pregunta y de las dos no tenía ni la menor idea.
«Si Ángela vamos contigo» La primera toma era de Javier entrando a una casa. Después el camarógrafo enfoco a la periodista. «Nos encontramos en el río Esmeralda, un quinto homicidio se ha llevado a cabo. Hasta ahora las autoridades no han dado un informe oficial de ocurrido. Vuelvo contigo Ricardo»
ESTÁS LEYENDO
Cuando el río suena
RastgeleTres personas aparecen muertas en el río esmeralda y la detective Des comienza a involucrarse. Una investigación que la llevará de nuevo a su pasado y a la misteriosa muerte de su padre.