CAPÍTULO 11

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-¿Qué pasa niña?¿Estás bien?
-¡Él me pasa! ¡Ella me pasa! ¡Todo me pasa y nada está bien! - la ansiedad del momento la hizo soltar el pequeño cuadro que tenía entre sus brazos, cayendo entre ellos
-¿Qué es…? - miró el cuadro para después fijar sus ojos en mizuki - ¿Tu padre te hizo algo?
-¡Siempre es él! ¡No puedo tener una vida tranquila porque nunca es suficiente para él! - dijo entre lágrimas

Él ni siquiera tuvo tiempo de pensar cuando ya se encontraba sosteniendo entre sus brazos a la chica

-Estás bien, estás bien, yo te cuido…

Y era irónico puesto que mientras recitaba aquellas palabras le estaba ocasionando otra herida a la niña que intentaba consolar.

-¡Desearía ser cómo mi mamá, todo sería más sencillo!
-Claro que eres cómo ella
-¡No sabes nada! ¡Desearía ser la hija que ella deseaba!
-Lo eres, te puedo asegurar que lo eres

Las palabras que salían de él calmaban su dolor, era cómo tener un poco de anestesia.
La herida en su brazo era cada vez más profunda, mientras más largo fuese el toque, la herida se volvería más peligrosa. Y entonces, la soltó.

Ahí estaba ella, arrodillada con la cabeza baja, el brazo sangrando y lágrimas cayendo sobre sus piernas.
Tuvieron que pasar algunos segundos para que pudiese controlarse completamente, mientras tanto él sentía la necesidad de tocar su cabello ondulado y oscuro.

Se mantuvo en silencio, después levantó el rostro y dijo:

-¿Tienes nombre? Te conozco hace tanto y aún no sé cómo llamarte

Su boca no dijo nada, era cómo si dudase en dar una respuesta.

-¿No tienes uno?
-...
-Supuse eso así que me adelanté, de ahora en adelante tu nombre es "Akemi"
-Akemi…
-Significa "belleza de madrugada", sólo puedo verte de noche así que para mí es perfecto
-...me gusta, gracias por darme un nombre mizuki
-Dijiste mi nombre, normalmente me llamas "niña" - soltó una risa
-Tienes un nombre al igual que yo, así que merece ser usado
-¿Por qué te portas tan bien conmigo? No tenía esa imagen de los demonios
-No eres la única con preguntas
-Entonces - lo miró directamente - te doy autorización para que me conozcas
-Tú también tienes autorización para conocerme…

Y así fue, un momento mágico en el suelo de una habitación totalmente oscura.


Tengo miedo.
Cada que me levanto y miro a mi izquierda le temo a lo que veo, esa persona con tanto odio y tristeza en la mirada que en cada oportunidad que tiene me lastima, te tengo miedo, esa persona que no me deja disfrutar nada, te tengo miedo, aquella que me aconseja termine conmigo misma…odio tener un espejo al lado de mi cama.

Apenas iba a levantarse y lavarse los dientes cuando de pronto alguien abrió la puerta

-¿Mizu?

Era su padre

-¿Qué sucede?
-Quería hablar contigo, pero escuche que estabas hablando con alguien por teléfono así que por eso no vine anoche
-...qué necesitas
-Yo, yo no quise decir todo lo que dije ayer, fue un mal día en el trabajo y entiendo que te duele que no haya podido ir a tu graduación, pero de verdad lo intenté, lamento haberte decepcionado
-Papá…está bien, de verdad
-No, no está bien, por favor perdóname, prometo ser mejor para ti y tu hermana

Eso lo había prometido ya tantas veces, aún así ella seguía confiando en que quizá está vez sería distinto, nunca fue así.

-Confío en qué así será papá - dándole una sonrisa el terminar la oración
-Te amo mucho hija

Le dió un abrazo para después salir de la habitación.

Se quedó recostada en la cama, aquello era complicado, guardarle rencor a alguien que amas es…tan doloroso.

Una llamada hizo vibrar su celular, era Sol.

-¿Bueno?
-HOLA MIZUUUUU, ¿Cómo estás?
-Bien Sol, ¿Tú?
-Muuuuuy bien
-¿A qué se debe tu llamada?
-A qué vengo a invitarte a salir porque sé que estás muy preocupada por tu exámen, salir te va a hacer mejor que quedarte en tu cuarto sola

Lo pensó un momento, sin embargo la idea no sonaba mal

-¿Y a dónde iríamos?
-¿Quieres ir al cine?
-Si Sol, me encantaría

Más tarde ese día se encontraron en el cine, fue una película de superhéroes, por momentos durante la función Sol se recostaba en el hombro de mizuki y, a pesar de que a ésta no le encantaba el afecto físico, mientras fuera de Sol estaba bien.
Saliendo del cine fueron por un helado, nuevamente de yogurth, para después quedarse platicando afuera de la casa de mizuki.

Se encontraban bajo el cielo nocturno completamente negro con estrellas que hacían resaltar su belleza, era hermoso de admirar.
Mientras platicaban escuchaban "Hymn for the weekend" de Coldplay.

De pronto Sol sintió la necesidad de voltear y mirar a mizuki, pero ésta ya lo estaba haciendo.

-¿Tengo algo en la cara? - dijo Sol nerviosa
-No, es sólo que nunca había visto el sol tan brillante durante la noche - mizuki ni siquiera había analizado bien lo que dijo, tan sólo repitió lo que estaba pensando
-A-ah, no sabía que podías decir cosas así gracias mizu - no pudo mantener el contacto visual y bajó la mirada
-Me gustan tus ojos, parecen los de un gato…lo pensé desde el primer momento en que te vi

Ambas se quedaron en silencio, tan sólo mirándose la una a la otra, las palabras no son necesarias cuando los ojos lo dicen todo.
Sol intentó decir algo cuando su mamá llegó por ella interrumpiendola, se despidió de mizuki y quedaron de verse otro día.

No pasó mucho tiempo antes de que un mensaje se hiciera notar en las notificaciones de mizuki.

-Tú cuello, cuando te abrazo y mi cabeza queda en tu cuello, es la sensación más linda

En la oscuridad de mi habitación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora