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Firmamento marino

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Firmamento marino

Tantos intentos fallidos por acercarse a él e intantar solucionarlo todo, con cierto descaro pensando que si decía su verdad todo estaría como antes de tal insidente y es que aunque no haya sido culpa suya aquella imágen flotara por mucho tiempo en los ojos de Neteyam como un mugrecillo que fastidía pero no es capaz de quitar. Sin decirse nada, no hacía falta llegar a tal acuerdo pero con sus actos, distacia y mirada sabía que lo mejor era tomar distancia el uno del otro. 

Anteriormente pensaba pasar sus últimos tres días con sus amigos, con Neteyam, antes de ser nombrado Olo'eyktan y ya no tener tiempo ni siquiera para si mismo. Tanta era su tristeza que pasó sus días solo, sus amigos fueron a verle el primer día pero al día siguiente ya no había nadie a su lado, no sabía si era porque tal rumor de su "infidelidad" corrió por todos lados o simplemente pensaban que lo mejor era dejarle solo. 

Cayó el tercer día, pensó que se sentiría débil por la falta de comida pero no era así pues se sentía bastante bien fisícamente. Quizó caminar un rato, despejarse de estar encerrado en el mismo lugar y respirar el aliento del mar para ayudarse a liberar tanta tristeza que sus mantas han absorbido de él. A pasos lentos, mirando como los dedos de sus pies se ensuciaban por la blanquecina arena; no era su intención buscarlo simplemente estaba ahí sentado en el sitio que ellos dos solían hablar, recibiendo la sombra de la palma y dibujando lineas en diferentes direcciónes en la arena. 

Aonung sentía verguenza, quería hablar con él y realmente explicarle que todo había sido un mal entendido. Pero al parecer el peso de su mirada cayó sobre Neteyam como agua fría en su espalda. Al verlo ahí de pie mirandole Neteyam se pusó de pie, sacudió la arena de sus piernas y se fue sin mirarlo; como si él no existiera. Aonung no podía hacer nada más que agachar la cabeza como si toda la culpa recayera en él, estaba solo realmente solo, sin Neteyam y sin sus hermanos; les escuchaba hablar entre ellos a lo lejos, todos estaban juntos, juntos sin él, hasta quién a sido su mejor amigo de toda la vida no quería estar con él. Lo entiende perfectamente, sin duda el habría exactamente lo mismo pero aquello dolía demasiado porque toda esta ola de dolor y soledad nunca fue su culpa, y él perfectamente sabía que él no merecía eso. En eso escuchó la voz de Keitan, estaba feliz y hablando con sus amigos, ¿Porque Keitan era feliz y él no? sentía mucho odio, mucho rencor. Simplemente no era justo; se tragó su dolor y las ganas de lanzarse encima de Keitan para golpearlo y obligar a confesar, se volvío a encerrar, ya al día siguiente sería su cumpleaños 23 y sin duda el peor cumpleaños.Lloró, lloró durante horas hasta quedarse seco. 

-Tsireya, ¿Tu también me odias?-le preguntó vagamente a su hermana quién estaba sentada comiendo en frente de él.

-No, no te odio Aonung.-respondío fríamente.-Pero si creo que eres un gran idiota, y que mereces esto.

Aonung apretó sus dientes, le dolía que esas palabras vinieran de ella pero aún más porque solo imaginaba que todos pensaban eso también.-Lo merecería si realmente fuera culpa mía.

𝑆𝑎𝑙𝑡𝑦 𝐾𝑖𝑠𝑠𝑒𝑠 ┊𝐴𝑣𝑎𝑡𝑎𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora