Cuando se esta enamorado, tan enamorado sientes que todo pasa como un papadeo;estar profundamente enamorado es casi igual como morir, viendo delante de ti como tu vida pasa tan deprisa y hasta de una manera cruel, sin pausas para admirar cada maravilloso detalle único y magestuoso. Recuerdos que recorren cada fragmento del cuerpo haciendo que este se estremezca.
En soledad mirando hacía el mar, admirandolo casi esperando una respuesta de su parte sin ni siquiera haber preguntado. Respira profundamente el aliento del mar pues le recuerda lo mucho que desea seguir ahí, un poco más, solo un poco más. Siente el calido abrazo de su esposo que le reconforta el alma.
-Odio esta parte del día.
-Yo también.-siente la respiración de él sobre su hombro, cierra sus ojos como tener en sus recuerdos cada segundo. Él siente que se tortura a si mismo, sabe que lo verá al día siguiente.-Te veo, Neteyam.
-Te veo, Aonung.
Vuelve a cerrar sus ojos con fuerza, y es cuando siente de golpe el frío, soledad, tristeza y el vació tan profundo. Al abrir los ojos siente como su ser se rompe una vez más; aunque tal proceso es doloroso ,para él es como sacarse una daga del pecho, retira con delicadeza su trenza del Atokirina', es ahí cuando sus lágrimas hacen parte del mar y el mar parte de sus lágrimas. Sube a la superficie y se encuentra con el mismo cielo estrellado y el mismo mar como espejo, pero esta vez no esta él.
Aonung regresa con los suyos, su vida es la misma, exactamente la misma solo que Neteyam no están ahí. Cada vez que regresa siente que su corazón se va volviendo más y más pesado como si este se transformara en una roca, va hacía su kelku y se sienta en la cama; tocando con gentileza el lado que sería de Neteyam pero que jamás fue. Desviando su mirada a una de las mesas está el brazalete sin cuerpo, toca su pecho y no hay nada en él, solo fría piel.
-Aonung.-le nombró con gentileza el hermano menor de los Sully.-¿Porque tardaste más está vez? siento que cada vez tardas más tiempo.
-Lo siento, es que...-suspiró, sus recuerdos cuando esta en el Atokirina'han sido sus únicos recuerdos gratos en los nueve años de ausencia de Neteyam.-En el otro lado, él aceptó ser mi eposo.
-Esposo.-dijo mientras se sentaba al lado de su amigo, la perdida de Neteyam les había unido en una sincera y profunda amistad que con los años ya se sentían como hermanos.-¿Como está él?
-Bien, es muy feliz.-respondío para luego secas las pocas lágrimas que brotaban de él.-Gracias.
-¿Porque?
-No lo sé, solo gracias.-ambos amigos se quedaron en silencio sin mirarse, minutos después Lo'ak se pusó de pie y se despidío de su amigo con una sonrisa pero en sus ojos había tristeza y culpa.
Una imágen en su mente se proyectó tan fuerte y clara, tan fuera de sus ideales pero tan cercana de su ser, salío con discreción, él sabe que lo tacharan de egoísta pero en aquel momento siento que esa idea no era una idea, era un mensaje. Después de la guerra los Metkayina robaron varias armas humanas en caso de que estos vuelvan a atacar.
-Eywa, ¿Que debo de hacer?-preguntó con la mirada clavada en sus manos poseedoras de un arma.-Guía mi mente, porfavor.
Un profundo respiro, silencio total un respiro más profundo que el anterior. El frío se torna en calidez, sabía que sea lo que sea Eywa entró en él y le hizo tomar la decisión correcta; abriendo sus ojos, vio el arma en sus manos, suspiró profundamente y la volvió a dejar en su lugar. Salió de la carpa de armas, volteó a mirar hacía el horizonte isleño, mismo mar y mismo cielo solo que no comprendía porque ya el dolor era menos, quizás Eywa se llevó un fragmento de este; sitiendo como su cuerpo se va agotando regresa a su kelku para descansar, en el camino ve a sus amigos reír y hablar junto a una pequeña fogata mientras comen, vio a sus padres amandose mientras admiraban el cantar de las olas y a su sobrino hacer castillos de arena junto a sus padres. A la espera de ese golpe de soledad al momento de entrar a casa.
-¿Aonung? -lo vió, ahí sentado en el suelo. Al verle quedó petrificado, solo puedo sentir su calido abrazo.-Viniste antes.
-Y parecer que no me iré nunca, mi amor.-correspondiendo al abrazo, finalmente se sintió en casa.
Dondé el más allá es un reflejo del la vida, cielo y mar mirandose a los ojos. Un paraíso compartido en el que viven la continuidad de la vida. Él sabe en lo más profundo de su ser que ese paraíso es solo suyo, solo anhela que Neteyam también tenga un pequeño paraíso con él; por mientras, gozara cada momento de su eternidad amando a Neteyam en su paraíso.
No es el mismo, sin duda no es el mismo pero lo que si es similar en todo su resplandor es que ambos se amaron tanto en silencio que ahora en sus paraísos se aman como no lo hicieron nunca en vida.
-Te veo Neteyam, aquí desde el mar.
-Te veo Aonung, aquí desde la selva.
~FIN~
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𝑆𝑎𝑙𝑡𝑦 𝐾𝑖𝑠𝑠𝑒𝑠 ┊𝐴𝑣𝑎𝑡𝑎𝑟
FanfictionEsporádicamente pensaba en él, a pesar de los años seguía su rostro fresco en su terca memoria. 7 años después Neteyam regresa para reencontrarse con los suyos; convertido en un Na'vi adulto y sin ningún rastro de lo que fue, una historia y vida apa...