"Si las personas fueran lluvia, yo sería llovizna y ella, un huracán."
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Silencio. Un brutal y violento silencio fue lo único que la acompañaba. Akane tragó saliva, sujetando fuertemente el pomo de la puerta. Todos sus músculos estaban en tensión. Su instinto le gritaba a voces que nada iba bien.
Dio un paso dudoso fuera del vestuario, aún sin creer del todo lo que estaba viviendo. ¿Y si estaba soñando? ¿Y si se había quedado dormida en aquel banco roñoso de madera y aquello no era más que un sueño? Tenía que serlo, pero el dolor que acompañaba a su cuerpo era muy real. Si era un sueño ella no debería tener heridas, ¿no? Todos los golpes de las peleas no deberían doler tanto.
Caminó un poco más hasta estar en el centro del reciento. No había ni un alma. Todo estaba a oscuras, la única luz que había era la de la luna, que se colaba por los grandes ventanales de la fábrica.
¿Dónde está todo el mundo? ¿Y por qué estoy sola?
Y como si algo hiciera click en su cabeza, se acordó de su hermana.
—¿Momo? ¿Estás ahí? — dijo en un murmullo. Realmente no se atrevía a romper aquel perfecto silencio. ¿Y si algo salía de repente entre las sombras? ¿Quién le aseguraba realmente que estaba sola?
Comenzó a caminar cautelosa por la fábrica, tratando de no hacer ni un mínimo ruido. No quería romper aquella quietud que reinaba. Se movió por las zonas poco iluminadas, no exponiéndose donde daba directamente la luz de la luna, pero tampoco acercándose a las zonas más oscuras, algo en su interior seguía diciéndole que algo le esperaba entre las sombras.
Pasó por el lado de la jaula donde una hora antes había estado peleando, las manchas de sangre y sudor seguían en el suelo. A decir verdad, todo parecía seguir igual, exceptuando a la gente y la electricidad. El olor nauseabundo también había desaparecido.
Punto positivo para el apocalipsis, se dijo a sí misma irónicamente. Realmente no sabía cómo definir aquella situación. Sueño, pesadilla, apocalipsis... Le estaba empezando a doler la cabeza.
Se acercó a la zona de las gradas donde siempre se sentaba su hermana a verla pelear. No sabía qué esperar. ¿Debía mantener la esperanza de ver a Momo allí con ella? Pero... ¿acaso sería algo bueno que su hermana también quedara atrapada en aquel sitio? Por una parte, si era un sueño no debería haber ningún problema, pero su instinto le gritaba que había algo más. Sus músculos se mantenían en tensión de manera inconsciente, preparados para reaccionar ante cualquier posible amenaza.
El silencio fue roto cuando percibió un sonido en el otro extremo de la fábrica, eran como unos chillidos agudos, incesantes e histéricos, a medida que iba acercándose hacia ellos se hacían más claros.
En una zona iluminada se encontraba su hermana, sentada en el suelo, haciendo aspavientos con las manos, mientras gritaba su nombre repetitivamente, como si fuera un mantra.
Esa estúpida... pensó Akane mientras suspiraba. Una sonrisa se escapó de sus labios sin poder evitarlo, se sentía realmente aliviada de ver a Momo allí con ella.
—¿Qué se supone que estás haciendo, idiota?
Momo se sobresaltó en su lugar, nunca se había sentido tan feliz como en ese momento de escuchar la voz de su hermana. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras se levantaba para echarse en los brazos de Akane, quien la recibió de manera dulce. Ambas aferrándose la una a la otra.
—¿Qué está pasando? ¿Dónde ha ido toda la gente? — preguntó Momo, no queriendo alejarse de su hermana. Temía que si lo hacía esta desaparecería, como todo el público.
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ʀᴏᴊᴏ ꜰᴇʀᴏᴢ • 𝕬𝖑𝖎𝖈𝖊 𝖎𝖓 𝕭𝖔𝖗𝖉𝖊𝖗𝖑𝖆𝖓𝖉
Hayran Kurgu𝗔𝗸𝗮𝗻𝗲 𝘆 𝗠𝗼𝗺𝗼 nunca imaginaron que su nada típica y poco apacible vida daría tal giro. Un mundo paradójicamente similar al suyo, juegos mortales, compañeros extravagantes, traición... "-Oye, cualquiera diría que te gusta mi hermana." ...