Comenzó esa mañana con tranquilidad, y nuestro azabache menor despertó de mal humor como era de costumbre.
Sonando la alarma de su teléfono que tenía en su mesita justo al lado de la cama, lo hizo quejarse y sacar una mano debajo de las sábanas removiéndola en busca del sonido molesto de su celular, apagándolo, lo que no ayudó en mucho porque a los 5 minutos volvió a sonar.-ahggg ya cállate maldita porquería- dijo Luffy sentándose de mala gana en la orilla de su cama, hace mucho tiempo que no se sentía tan solo, y no hablo de que no lo rodeara nadie, una sensación de soledad que era inexplicable.....miró el suelo unos segundos y se puso de pie yendo directo a su baño, abriendo el grifo y hechandose agua en el rostro que al levantarlo lo vio fijamente en su espejo.
¿Por qué cualquier persona le decía cumplidos? le decían que era guapo pero... claramente no hablaban de su rostro, vamos, ni siquiera lo miraban, digo, todo este tiempo Luffy jamás ha sido visto sin sus lentes de sol negros, ni siquiera zoro, pero ahora que lo pensaba... zoro jamás se preguntó porque nunca se quitaba los lentes? Literalmente nunca hizo un comentario al respecto.
Luffy posó sus ojos en aquella cicatriz debajo de su ojo izquierdo, por su mente pasaron muchas cosas, muchos...recuerdos, que sólo le causaban náuseas, recuerdos de 4 años atrás y también...de muchos años atrás.
-tu... vamos maldito, en tu vida nadie te amará, solo un objeto, eres un objeto para los demás por eso tienes que verlos así también, objetos de placer sexual, tienes que utilizarlos Luffy para que no lo hagan contigo- se dijo a sí mismo mientras miraba su reflejo, cuando sin darse cuenta comenzó a sudar helado, tenía un leve temblor en el cuerpo y su respiración comenzaba a agitarse.
-las pastillas... pastillas- sacándose su gorro de la cabeza abrió las pastillas que ahí guardaba, en momentos así, su única amiga era la morfina.
Recostándose en la pared de su baño dejándose caer lentamente hasta estar sentado en el suelo frío, y conforme pasaban los minutos la pastilla iba haciendo su "efecto" calmando a Luffy cuando su momento de silencio fue interrumpido por el toque de la puerta.
-oye Luffy estás ahí? Abre!-
Irritándose por el sonido de la puerta se limitó a gritar un "ya voy", poniéndose de pie se miró una última vez en el espejo tomando las gafas y su gorro para colocárselas de nuevo y salir.
-Que quieres?- abriendo Luffy la puerta dejando solo salir su cabeza y parte de su cuello
-ah Luffy, me preguntaba porque no habías bajado a desayunar, sabo hizo tu comida favorita--no gracias, dile que esta vez paso, no tengo hambre, adiós ace- sin esperar respuesta cerró la puerta en las narices del mayor y se volvió a tirar en su cama, era casi usual que comportamientos así le sucedieran, se sentía solo, o mejor dicho sentía una sensación de soledad en su corazón, en su alma... que al principio no le gustaba ya que vivía rodeado de personas, pero después amaba tanto su soledad que la disfrutaba.
Pero aveces solo aveces... tal vez quería que alguien lo acompañara en su soledad, porque siempre se sentía que era solo él contra el mundo y nada más.
¿Estará loco? ¿Lo qué pasó con kid lo habrá dejado así de mal? De pronto un flashback de una conversación hace algunos años con ace se le vino a la mente, donde recuerda que su hermano mayor le dijo que irían donde un tal trof... traf....ah claro torao , era un reconocido psicólogo en la ciudad, no era de esos de visitar a personas y contarle sus problemas pero... quería ver que pasaba.
Solo se colocó sus zapatos, un chaleco rojo de cuero y buscó sus llaves, solo le pediría la dirección a ace, pero no quería ir solo.
Saliendo de aquel cuarto bajó las escaleras viendo a todos que estaban en la mesa aún desayunando en total silencio.
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𝐄𝐥 𝐜𝐡𝐢𝐜𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐭𝐚𝐭𝐮𝐚𝐣𝐞𝐬 𝐭𝐫𝐢𝐬𝐭𝐞𝐬
Fiksi PenggemarMonkey D. Luffy hijo del delincuente mas buscado, pronto será el sucesor de su padre en su mercado ilegal de todo lo que se te ocurra ...pero por el momento se dedica solo a estudiar siendo un chico demasiado popular en su instituto, robando el cora...